La detención del excomandante del Ejército boliviano, Juan José Zúñiga, la tarde del miércoles 26 de junio, ha desatado una controversia en Bolivia.
Zúñiga, quien lideró una operación militar, acusó al presidente Luis Arce de orquestar un autogolpe de Estado para aumentar su popularidad.
El arresto de Zúñiga ocurrió en las afueras de un cuartel militar. Las imágenes transmitidas por la televisión estatal mostraron al viceministro de Gobierno (Interior), Jhonny Aguilera, confirmando la detención con un contundente “¡Está detenido mi general!”. El excomandante fue llevado a un vehículo policial tras ser apresado.
El incidente siguió a una jornada de alta tensión política en Bolivia, marcada por la incursión de Zúñiga y un grupo de militares en la sede gubernamental.
El presidente Arce calificó rápidamente el evento como un “intento de golpe de Estado” y ordenó la retirada inmediata de las fuerzas militares. La intervención del Gobierno resultó en la detención de Zúñiga y la restauración del orden en la Casa Grande del Pueblo en La Paz.
Sin embargo, la situación dio un giro inesperado cuando Zúñiga, durante su captura, declaró que el supuesto golpe había sido orquestado por el propio presidente Arce.
“El presidente me dijo, ‘la situación está muy jodida, esta semana va a ser crítica. Hay que preparar algo para levantar mi popularidad’”, afirmó el militar.
Reunión secreta y movilización militar
Según Zúñiga, la orden de Arce fue dada durante una reunión el pasado domingo en las instalaciones de un colegio. El excomandante relató que el presidente le pidió que movilizara equipos y elementos del ejército para desplegarlos en la capital, con el fin de mejorar la imagen del mandatario. Desde ese domingo, los equipos blindados comenzaron a movilizarse.
“El domingo, en el colegio La Salle, me reuní con el presidente (Luis Arce) y me dijo que la situación estaba muy jodida, que estaba crítica esta semana. Y me dijo que había que hacer algo para levantar su popularidad. Le pregunto: ‘¿Sacamos los blindados?’. ‘Sacá’, me dice. El domingo, en la noche, ya los blindados empiezan a bajar”, detalló Zúñiga.
Durante la tarde del miércoles, unidades militares y vehículos blindados se posicionaron en la plaza frente a la sede del Gobierno en La Paz e intentaron derribar una puerta metálica del Palacio Presidencial. Zúñiga, acompañado por un contingente militar, ingresó brevemente a la sede gubernamental y lanzó amenazas de modificar el gabinete y liberar a “todos los presos políticos”, incluyendo a la expresidenta interina Jeanine Añez y a líderes opositores encarcelados.
Posteriormente, el presidente Arce convocó a la ciudadanía a movilizarse “contra el intento de golpe de Estado” y juramentó a nuevos comandantes en el mismo Palacio Presidencial, transmitiendo en vivo por televisión. Las tropas bajo el mando del exjefe del Ejército destituido se retiraron de la plaza después de varias horas de tensión.
Desde un balcón del palacio, Arce expresó un tono de victoria: “Nadie puede arrebatarnos la democracia que hemos alcanzado […]. Estamos seguros de que seguiremos trabajando”, declaró frente a una multitud de seguidores.
El arresto de Zúñiga y sus acusaciones de un autogolpe han dejado a Bolivia en un estado de incertidumbre y desconfianza. Mientras las investigaciones continúan, la verdad detrás de estos eventos permanece en el aire, y el país espera respuestas claras sobre el futuro de su democracia.
Cabe esperar si con las declaraciones de Zuñiga las autoridades bolivianas abrirán una investigación contra el presidente por haber orquestado un ‘intento de Golpe de Estado’.
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