Su nombre es Laura Vargas, nació en 1999, sus padres son colombianos, creció en México y a los 10 años se fueron a vivir a Canadá, allí se enamoró de los deportes de invierno, pero sus raíces colombianas jamás las congeló.
Hoy en día corre en las carreras de skeleton, deporte que consisten en descender de cabeza por una pista de hielo empinada y peligrosa sobre un pequeño trineo por cerca de kilómetro y medio. Está considerado el principal deporte de deslizamiento del mundo, y en esas pistas, los colores amarillo, azul y rojo sobresalen por encima de muchos otros.
Iniciando por la competencia previa al cierre del certamen, la colombiana registró en el primer heat un tiempo de salida de 5.85 segundos, junto con cuatro intervalos de 22.04, 31.86, 44.96 y 53.28 para un tiempo final de 57.70.
En su segundo recorrido, Laura mejoró su salida y registró 5.83, junto a tiempos de 22.09, 31.99, 45.09, 53.39, el tiempo final de 57.80 y un acumulado de 1:55.50 que la ubicó en la posición 17 de la general, a 4.59 segundos de la brasileña Nicole Rocha Silveira que registró un tiempo de 1:50.91 y lideró la séptima parada.
Durante la última carrera, Vargas mejoró su registro al concluir en la posición 16 de la general con un tiempo acumulado de 1:56.41 tras dos heats disputados. En el primero tuvo un tiempo de salida de 5.78, junto a intervalos de 22.24, 32.14, 45.39, 53.80 y el final de 58.26.
Y aunque pareciera una escena de la película de los años noventa, “Jamaica bajo cero”, esta colombiana luego de ocho carreras disputadas finalizó en el segundo puesto de la Copa Norteamericana. Se subió al pódium y la bandera de Colombia se ondeó en medio de la nieve. No hubo mariposas amarillas como en el realismo mágico de Gabriel García Márquez, pero sí un paisaje teñido de blanco que, combinado con el amarillo, azul y rojo, dieron un color de tonalidad orgullo.