En una de las acciones más devastadoras de la guerra en Ucrania, un hospital infantil en Kiev fue bombardeado hoy por fuerzas rusas, resultando en un trágico saldo de víctimas y daños.
La comunidad internacional ha reaccionado con consternación y condena, calificando el ataque como un acto atroz contra la humanidad.
Rusia atacó este lunes ciudades de toda Ucrania con una andanada de misiles que causó 31 muertos en total y graves daños en un hospital infantil de Kiev, en un asalto condenado como un despiadado ataque contra civiles.
El bombardeo ocurrió a las 8:30 de la mañana hora local, cuando varios misiles alcanzaron el hospital pediátrico Okhmatdyt. Decenas de voluntarios, médicos y socorristas excavaban entre los escombros en una búsqueda desesperada de supervivientes tras el inusual bombardeo diurno.
Uno de los principales centros médicos para niños en la capital ucraniana. Según las autoridades locales, al menos 25 personas, incluyendo pacientes, médicos y personal de apoyo, han perdido la vida. Decenas más resultaron heridas, muchas de ellas de gravedad.
Los socorristas corrieron a refugiarse cuando sonaron las sirenas y una explosión tras los golpes iniciales, un ataque que se repitió y que dejó cuatro muertos en un hospital de maternidad de otro distrito de Kiev, según informaron los servicios de emergencia.
El Presidente Volodimir Zelensky declaró que las fuerzas rusas dispararon más de 40 misiles contra al menos cinco grandes centros civiles, principalmente en el sur y el este del país, así como contra la capital.
Condena internacional
La ONU condenó la oleada de ataques diciendo que era “inconcebible que haya niños muertos y heridos en esta guerra”, mientras que Josep Borrell, de la UE, fustigó a Rusia por atacar “despiadadamente” a civiles.
Francia condenó los ataques, y el Ministerio de Asuntos Exteriores calificó de “barbarie” el bombardeo de un hospital infantil en Kiev.
Kiev declaró que el hospital infantil había sido alcanzado por un misil de crucero ruso y afirmó que contenía componentes fabricados en países miembros de la OTAN.
En el hospital, un edificio de dos pisos quedó parcialmente destruido. En el bloque principal de 10 plantas del hospital se veían ventanas y puertas reventadas y muros teñidos de negro. En una sala se veían manchas de sangre en el suelo.
Personal médico y vecinos ayudaron a mover los escombros para buscar a niños y personal médico que pudieran estar atrapados debajo.
Los voluntarios formaron una línea y se pasaban piedras y restos de uno a otro. Aún salía humo del edificio y voluntarios y trabajadores de emergencias trabajaban con mascarillas.
El ataque obligó a cerrar y evacuar el hospital. Algunas madres se llevaban a sus hijos cargados a la espalda. Otras esperaban en el patio con sus hijos mientras los teléfonos de los médicos sonaban sin que nadie contestara.
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