Una volqueta cargada con explosivos fue abandonada cerca del Batallón Simón Bolívar en Tunja. La detonación controlada causó graves daños a la infraestructura militar y dejó varios soldados heridos. Las autoridades investigan el atentado.
La tranquilidad de la capital boyacense se vio abruptamente interrumpida la mañana del sábado 8 de noviembre, cuando una volqueta cargada con explosivos fue abandonada en las inmediaciones del Batallón Simón Bolívar del Ejército Nacional, ubicado en el barrio Prados de Alcalá de Tunja. El vehículo, que permanecía encendido y en actitud sospechosa, fue detectado por patrullas militares y ciudadanos del sector, quienes alertaron a las autoridades.
Expertos antiexplosivos acudieron al lugar y realizaron una detonación controlada, durante la cual varios artefactos alcanzaron a impactar contra la base militar. El Ejército confirmó que varios soldados resultaron heridos, aunque no se reportaron víctimas mortales entre militares ni civiles.
El hallazgo del vehículo generó momentos de pánico entre los habitantes del barrio Curubal, quienes fueron evacuados de manera preventiva. Las cámaras de seguridad captaron a dos individuos abandonando la volqueta: uno descendió del vehículo mientras otro lo acompañaba en una motocicleta, huyendo tras notar la presencia militar.
La zona fue acordonada y se desplegó un operativo conjunto entre la Policía Metropolitana de Tunja, el Ejército Nacional y organismos de socorro. Las autoridades continúan con la investigación para identificar a los responsables del atentado, que ha sido catalogado como una acción terrorista.
La explosión, aunque controlada, provocó daños significativos en la infraestructura del batallón, y se activó accidentalmente uno de los cilindros explosivos durante la operación, lo que agravó el impacto del ataque. Ambulancias ingresaron al lugar para atender a los heridos, mientras se mantenía la vigilancia en la zona.
El presidente Gustavo Petro se pronunció en redes sociales, confirmando la neutralización del atentado y reiterando la necesidad de reforzar la lucha contra el narcotráfico y sus estructuras logísticas, que podrían estar detrás del ataque.
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Este atentado se suma a una serie de incidentes que han encendido las alarmas sobre la seguridad en zonas tradicionalmente tranquilas como Tunja. Aunque las autoridades han señalado que los hechos ocurridos dentro del batallón y el hallazgo de la volqueta son eventos independientes, la cercanía entre ambos ha generado inquietud sobre posibles fallas en inteligencia militar y nuevas estrategias de grupos armados ilegales.
La recompensa de 50 millones de pesos ofrecida por información que conduzca a los responsables del ataque refleja la gravedad del hecho y el compromiso del Estado por esclarecer lo ocurrido





