El alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán, continúa el enfrentamiento con el presidente Gustavo Petro en torno a la polémica suspensión de la ampliación de la Avenida Boyacá, una obra que busca mejorar la movilidad en el norte de la capital.
Galán, quien ya había criticado la intromisión del Gobierno Nacional, asegura ahora que las declaraciones de Petro sobre los riesgos ambientales del proyecto “no son ciertas”.
Todo comenzó cuando Petro lanzó en su cuenta de X una advertencia sobre el impacto ambiental de la obra: “En una ciudad que se queda sin agua, cómo se puede pensar en destruir la Reserva Forestal Thomas Van Der Hammen”.
Petro advirtió además que “si se urbaniza la reserva forestal, desaparecerán las esperanzas de agua para Bogotá”. A estas declaraciones, Galán respondió tajante: “Ni Bogotá se va a quedar sin agua ni la ampliación de la Avenida Boyacá va a destruir la reserva Thomas van Der Hammen”.
“La ampliación solo afecta un 1.4% de la reserva”: Galán
Según el Alcalde, la obra ocupará apenas 20 hectáreas de un total de 1.395 que conforman la reserva, y además se compensará con 120 hectáreas dedicadas a la conservación y restauración de este ecosistema.
Galán también subrayó que el 95% de la reserva es de propiedad privada, y que desde su declaración en 2011 solo se ha avanzado en un 3% de la restauración. “Lo que buscamos es recuperar estos terrenos, volverlos públicos y restaurarlos para protegerlos”, puntualizó.
Galán recordó que, irónicamente, el propio Gustavo Petro incluyó la Avenida Boyacá en su Plan de Ordenamiento Territorial (POT) cuando fue el mandatario de la capital de país. De hecho, la obra contemplaba un tramo de la Boyacá —la ALO Murtra— desde la calle 170 hasta la 183, el cual, aseguró, será entregado en diciembre de este año.
“El camino para contener el crecimiento desbordado en la sabana de Bogotá es a través de un desarrollo urbano bien planeado y responsable”, sentenció Galán.
Petro mantiene posición: “Es vital liberar los espacios del agua”
Pese a los argumentos de Galán y las necesidades de movilidad de la ciudad, Petro insiste en los daños ambientales que la ampliación provocaría. Publicó en su cuenta de X una imagen de un árbol de 200 años, símbolo de lo que considera sería destruido si se urbaniza la reserva.
“Hoy la primera necesidad de Bogotá se llama agua. La ciudad ha involucionado contra el agua, y es más importante el agua que el cemento y el carro. Liberar los espacios del agua es vital para Bogotá”, enfatizó.
Una disputa legal en curso
La suspensión de la obra se originó cuando el Consejo de Estado admitió una demanda presentada por la ministra de Ambiente, Susana Muhamad. El tribunal despojó a la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) de la competencia para otorgar la licencia ambiental, cuestionando el proceso seguido.
Muhamad argumentó que no se respetaron los determinantes ambientales ni se exploraron alternativas viables para evitar afectar la reserva.
Sin embargo, Galán afirma que, a pesar de la demanda admitida, la licencia sigue en firme mientras el Consejo de Estado resuelve la disputa. “Respetaremos la decisión del Consejo de Estado, pero el estudio se hizo de acuerdo con las normativas para minimizar el impacto en la reserva y garantizar compensaciones adecuadas”, concluyó.