AIdol, el primer robot humanoide con inteligencia artificial desarrollado en Rusia, se desplomó en plena presentación en Moscú.
El incidente, grabado por decenas de periodistas, desató críticas sobre el avance tecnológico del país y puso en duda su capacidad para competir en la carrera global de la robótica.
Lo que debía ser un hito para la industria tecnológica rusa terminó en un papelón mundial. AIdol, el primer robot humanoide con IA fabricado en Rusia, se presentó este martes en el Centro de Congresos Yarovit Hall, en Moscú, ante unos 50 periodistas. Apenas dio unos pasos en el escenario, tambaleó y cayó estrepitosamente, mientras sonaba la icónica música de Rocky. El equipo técnico intentó ocultar el incidente con una cortina negra, pero las imágenes se viralizaron en minutos, alimentando dudas sobre la preparación del sector robótico ruso.
El evento, organizado por la empresa Idol, buscaba mostrar los avances rusos en robótica antropomórfica y posicionar al país en la carrera global que lideran China y Estados Unidos. Sin embargo, la presentación se convirtió en tendencia por razones opuestas: AIdol, promocionado como capaz de caminar, manipular objetos e interactuar con humanos, no logró completar su entrada triunfal. Tras un saludo tímido, perdió el equilibrio y se desplomó, desprendiendo algunas piezas.
La reacción del equipo fue tan caótica como la caída: intentaron arrastrar al robot fuera del escenario y cubrirlo con una tela negra, en medio de la música épica que seguía sonando. “Al principio hubo silencio, luego aplausos para disimular”, relató Dimitri Filonov, editor de Edinorog Media.
El director ejecutivo de Idol, Vladímir Vitukhin, atribuyó el fallo a problemas de calibración y a una iluminación inadecuada, asegurando que el robot sigue en fase de pruebas. “Este es aprendizaje en tiempo real: un error se convierte en experiencia”, declaró. Según la compañía, AIdol integra 19 servomotores, piel de silicona para imitar expresiones humanas y una batería de 48 voltios que le da hasta seis horas de autonomía. El 77 % de sus componentes son de fabricación rusa, con la meta de llegar al 93 %.
El incidente generó críticas en redes sociales y comparaciones con desarrollos de China y EE. UU., donde robots bípedos ya realizan tareas complejas como subir escaleras o practicar deportes. Expertos señalan que la caída de AIdol refleja uno de los mayores desafíos de la robótica humanoide: la estabilidad y el control motor, mucho más difíciles que la programación cognitiva.
Por ahora, Idol retiró el prototipo para revisar sus sistemas de equilibrio y software, mientras la industria rusa enfrenta el reto de demostrar que puede competir en un mercado que en 2024 superó los 1.600 millones de dólares en inversiones globales.





