El actual ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, enfrenta una tormenta de controversias que ponen en entredicho la estabilidad de su cargo y la reputación de la administración de Gustavo Petro.
En un caso que sacude las altas esferas del poder, desde que la Fiscalía anunció una investigación preliminar contra Bonilla y otros altos funcionarios y exfuncionarios gubernamentales, incluyendo al jefe de la Dirección Nacional de Inteligencia, Carlos Ramón González; el exministro del Interior, Luis Fernando Velasco; y la exconsejera presidencial, Sandra Ortiz, el Ministro salta de lío en lío.
El caso UNGRD
El escándalo se remonta a que todos estos están en la mira por su presunta participación en una red de corrupción en la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres (UNGRD), un escándalo que ya ha dejado huellas en el seno del gobierno.
Las declaraciones de Olmedo López, exdirector de la UNGRD, pusieron en evidencia un supuesto entramado de corrupción en el que, según él, Bonilla y otros ministros habrían facilitado millonarios contratos a congresistas en un intento de asegurar votos a favor de las iniciativas del gobierno.
López asegura que estos contratos fueron entregados de manera directa a cambio de apoyo legislativo, en una operación que, de ser comprobada, pondría en jaque la credibilidad del Ejecutivo.
Crisis económica del país
Sin embargo, los problemas de Bonilla no se limitan a la esfera judicial. En el ámbito económico, las políticas adoptadas por el Ministro han sido duramente criticadas, incluso desde dentro de su propio partido.
Las decisiones de Bonilla, que algunos describen como «imprudentes» y «destructivas», han desencadenado una desaceleración económica que preocupa a diversos sectores del país. Bajo su liderazgo en el Ministerio de Hacienda, la economía colombiana ha visto un crecimiento raquítico, y las expectativas para 2025 son, en el mejor de los casos, modestas.
Señalado de nepotismo
Un informe periodístico dio a conocer que allegados de altos cargos gubernamentales fueron vinculados laboralmente en distintas dependencias estatales.
Uno de los señalados, el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, salió en defensa de sus familiares, más específicamente de su esposa y de su hijo. Sobre ellos mencionó que llevan más de diez años trabajando en el Gobierno Nacional, es decir, tiempo antes de que el fuera jefe de Cartera en la actual administración pública del país y aseguró que ellos se lo ganaron “por mérito propio”.
A pesar de las críticas, Bonilla se ha defendido afirmando que sus familiares, obtuvieron sus cargos «por mérito propio». Este argumento ha sido recibido con escepticismo, especialmente tras revelarse que su esposa asumió un cargo de dirección en una entidad estatal durante la administración de Petro, lo que muchos ven como un ejemplo de nepotismo en la administración pública.
Por otra parte, se dio a conocer que el hijo del ministro, Leonardo Bonilla es investigador en el Banco de la República. No obstante, este tipo de vinculación laboral se encuentra al margen del influjo gubernamental, al tratarse de un ente autónomo e independiente del poder Ejecutivo.