La reciente resolución emitida por el Ministerio de Educación ha provocado un intenso debate en el sector educativo, debido a su impacto en la jornada escolar de los estudiantes.
Aunque la normativa busca promover el desarrollo profesional de los docentes, al permitirles dedicar dos de sus ocho horas laborales a actividades personales o autónomas, esto ha despertado preocupaciones sobre una posible disminución en el tiempo efectivo de clases.
Según la exsecretaria de Educación de Bogotá, Edna Bonilla, esta medida resultará en una pérdida aproximada de 35 minutos diarios de clase para los estudiantes.
Durante una entrevista reciente, Bonilla advirtió que este cambio podría tener consecuencias negativas en el aprendizaje de los niños y adolescentes, y va en contra de los esfuerzos realizados en el pasado para implementar la jornada única, que ha demostrado ser una herramienta clave para mejorar la calidad educativa.
“La inclusión del descanso pedagógico como parte de la jornada escolar representará una reducción efectiva en el tiempo de clase. No podemos permitir que se reduzcan las horas de clase de los niños; eso es irresponsable”, afirmó la exfuncionaria.
Cambios en la jornada docente
El decreto establece que los docentes mantendrán una jornada laboral de ocho horas diarias, pero solo seis de estas se destinarán a actividades dentro de la institución educativa.
Las dos horas restantes podrán ser utilizadas de forma autónoma para su desarrollo profesional, lo que, según expertos, deja un vacío sobre cómo se compensará el tiempo de los estudiantes en las aulas.
Bonilla subrayó la importancia de mantener el enfoque en una educación de calidad, vinculada a la jornada única escolar. Propuso que esta se retome como un objetivo estratégico, aprovechando alianzas con entidades como las cajas de compensación para ofrecer actividades extracurriculares en áreas como arte y cultura.
También sugirió reorganizar la plantilla docente para optimizar los recursos, garantizando que las instituciones educativas no pierdan horas pedagógicas esenciales para los estudiantes. “Si el objetivo es una educación integral, no podemos retroceder en los avances logrados. Los niños necesitan más tiempo en las aulas, no menos”, concluyó.
Mientras el Gobierno defiende la resolución como una forma de equilibrar las responsabilidades de los docentes con su bienestar y desarrollo profesional, los críticos aseguran que la medida podría comprometer los logros académicos y la calidad educativa.
El debate continúa abierto, y será fundamental que el Ministerio de Educación analice las repercusiones de este decreto, especialmente en un momento en el que se busca fortalecer el sistema educativo colombiano.