El director del Departamento de Prosperidad Social, Gustavo Bolívar, presentó oficialmente su renuncia al cargo, marcando un nuevo episodio en las tensiones internas del Gobierno de Gustavo Petro y encendiendo las especulaciones sobre su futuro político. Aunque la carta de renuncia fue entregada el pasado 30 de abril, hasta el momento el mandatario de los colombianos no ha emitido una respuesta formal, situación que refleja las diferencias estratégicas entre ambos dirigentes.
Fuentes de la Casa de Nariño confirmaron a IFMNOTICIAS que Petro no está de acuerdo con la salida de Bolívar y ha expresado su molestia por la decisión. “El Presidente no quiere que Bolívar renuncie porque no lo ve como su candidato ideal. No cree que represente plenamente su proyecto político y ya se lo ha manifestado abiertamente”, señaló una fuente cercana al Ejecutivo.
La renuncia, que se presenta un mes antes del plazo legal para no quedar inhabilitado en la carrera presidencial, busca garantizar que Bolívar tenga margen suficiente para formalizar su candidatura en 2026. Sin embargo, el retraso en la aceptación podría convertirse en un obstáculo clave, ya que el trámite depende directamente de la decisión del Presidente.
Diferencias políticas y distanciamiento progresivo
La relación entre Gustavo Petro y Gustavo Bolívar, que comenzó como una alianza sólida dentro del Pacto Histórico, ha mostrado fisuras en los últimos meses. Fuentes internas destacan que uno de los motivos del distanciamiento fue el respaldo de Bolívar a la vicepresidenta Francia Márquez en espacios del Consejo de Ministros, gesto que no fue bien recibido por Petro.
“El Presidente ha sido crítico con Bolívar en varios escenarios, incluso lo ha desautorizado públicamente, haciéndolo quedar mal frente a otros miembros del gabinete”, comentó otra fuente cercana al equipo de gobierno. A pesar de estos roces, Bolívar ha mantenido su postura leal al proyecto político, reiterando su apoyo al Pacto Histórico en la carta de renuncia.
No obstante, Bolívar parece decidido a avanzar en su camino presidencial, impulsado por recientes encuestas que lo ubican como una de las figuras con mayor favorabilidad dentro del espectro progresista. Esta confianza alimenta su intención de liderar una candidatura que, según él, podría unir a la izquierda más allá de los respaldos tradicionales de Petro.
Petro preferiría a María José Pizarro como sucesora
Dentro del círculo cercano al Jefe de Estado, varias voces indican que Petro tiene una clara preferencia por María José Pizarro, actual senadora e hija del histórico líder del M-19, Carlos Pizarro Leongómez. Para el mandatario, una candidatura de Pizarro representaría la continuidad simbólica de su narrativa política: la transición de la lucha armada a la conquista del poder por la vía electoral.
“Petro ve en Pizarro a la heredera natural de su proyecto ideológico, alguien que encarna la historia de lucha revolucionaria que él mismo reivindica”, explicó un analista consultado por IFMNOTICIAS. Este favoritismo ha generado tensiones internas en el movimiento, sobre todo porque las encuestas muestran que Bolívar aventaja no solo a Pizarro, sino también a otros aspirantes como el exalcalde de Medellín, Daniel Quintero.
Un camino incierto hacia la candidatura
A pesar de las diferencias con Petro, Gustavo Bolívar parece decidido a seguir adelante. Su equipo confía en que la renuncia sea aceptada en las próximas semanas, permitiéndole iniciar formalmente su campaña. No obstante, fuentes internas aseguran que Bolívar ha solicitado una reunión privada con el Presidente para abordar directamente su salida del gobierno, encuentro que hasta ahora no ha sido agendado debido al malestar de Petro.
Mientras tanto, la falta de una respuesta oficial mantiene en suspenso su situación administrativa, al tiempo que incrementa las especulaciones sobre las jugadas políticas al interior del Pacto Histórico. Para algunos analistas, este episodio refleja las dificultades de Petro para ceder el liderazgo de su movimiento y al mismo tiempo preservar la unidad entre las diversas corrientes que lo integran.
Por ahora, la renuncia de Bolívar no solo pone a prueba su relación personal y política con el mandatario, sino que también perfila una contienda interna en la izquierda, donde los respaldos, las lealtades y las ambiciones empiezan a configurarse de cara a las elecciones presidenciales de 2026.
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