La Corte Suprema del Reino Unido emitió un fallo que marca un precedente histórico en la legislación sobre derechos e identidad de género. En su decisión, el tribunal estableció de forma unánime que el término “mujer”, según la Ley de Igualdad, debe interpretarse exclusivamente en función del sexo biológico asignado al nacer, lo que deja fuera de esa definición a las mujeres transgénero, incluso si cuentan con un Certificado de Reconocimiento de Género (CRG).
Esta sentencia significa que a partir de ahora, los espacios reservados legalmente para mujeres —como baños, vestuarios, refugios para víctimas de violencia, prisiones y salas hospitalarias— serán accesibles únicamente para personas nacidas biológicamente mujeres. Según argumentó la Corte, esta interpretación es la única que garantiza claridad y coherencia en la aplicación de la ley y que respeta el principio de separación de espacios por sexo.
El fallo también excluye a las mujeres transgénero de formar parte de juntas públicas y cargos donde la ley exige que sean ocupados únicamente por mujeres biológicas, lo que impacta directamente en áreas de representación institucional.
Las reacciones ante la sentencia dividen opiniones
El pronunciamiento judicial ha sido recibido con opiniones encontradas. Mientras activistas por los derechos de las mujeres biológicas han celebrado la decisión como una garantía para la protección de espacios seguros, sectores que defienden los derechos de la comunidad trans han expresado su profunda preocupación. Temen que esta resolución no solo limite derechos adquiridos, sino que también propicie discriminación y refuerce estigmas sociales.
Líderes políticos y defensores de derechos humanos, como la diputada escocesa Maggie Chapman, señalaron que la sentencia podría “avivar el fuego de la guerra cultural” y aumentar la hostilidad hacia las personas transgénero, quienes podrían quedar en una situación de mayor vulnerabilidad social y legal.
Impactos en servicios públicos y en la competencia deportiva
El fallo también tendrá consecuencias en sectores como el sistema de salud y el ámbito deportivo. El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) deberá ajustar sus protocolos de atención, que hasta ahora permitían que las personas trans fueran tratadas de acuerdo con su identidad de género. La presidenta de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos advirtió que si el NHS no actualiza sus prácticas conforme a la ley, enfrentará acciones legales.
En el deporte, la decisión ofrece un marco legal más sólido para los organismos que ya venían limitando la participación de mujeres trans en categorías femeninas, como el atletismo, el ciclismo y la natación. Aunque las federaciones no están obligadas a modificar sus reglamentos, se anticipa que esta decisión influirá en futuras reformas y endurecerá las restricciones.
El certificado de reconocimiento de género pierde alcance legal
El tribunal también aclaró que, si bien las personas trans pueden obtener un CRG que reconoce su género, este documento no tiene la capacidad de modificar el sexo biológico a efectos legales donde la diferenciación sea relevante, como en el acceso a espacios exclusivos para mujeres.
Para muchos dentro de la comunidad trans, esto representa un retroceso significativo en derechos, ya que el fallo reduce el alcance práctico del CRG, dejándolo con un valor más simbólico que efectivo en ciertas circunstancias legales.