Hace unos días, el expresidente de Colombia, Álvaro Uribe Vélez, sostuvo una reunión privada con Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos, en la ciudad de Washington. Según se conoció, el encuentro abordó temas clave de la coyuntura política colombiana y regional, así como la situación judicial que enfrenta el líder del Centro Democrático, investigado por los presuntos delitos de fraude procesal y soborno de testigos.
La reunión, calificada como “amable” por allegados a Uribe, se desarrolló en un ambiente de cercanía y coincidencias políticas. No es la primera vez que ambos políticos comparten posiciones. Rubio, conocido por su postura dura frente a regímenes autoritarios en América Latina, ha respaldado en el pasado las críticas de Uribe al proceso de paz con las antiguas FARC. De hecho, en 2015, el entonces senador republicano solicitó al gobierno estadounidense rechazar cualquier acuerdo que implicara beneficios judiciales para excombatientes.
Alianzas y respaldos en temas regionales
El encuentro también habría abordado la situación de Venezuela, la lucha antidrogas y las estrategias para erradicar los cultivos ilícitos, temas en los que tanto Uribe como Rubio han coincidido históricamente. La relación entre ambos refleja una sintonía política que trasciende gobiernos, manteniéndose incluso tras la salida de Donald Trump de la Casa Blanca y más aún, ahora con su regreso.
Uribe Vélez ha cultivado durante años vínculos con altos funcionarios estadounidenses, en especial durante las administraciones republicanas. Su rol como mediador en momentos de tensión diplomática fue evidenciado en 2020, cuando, según el New York Times, intervino para reducir las fricciones entre los gobiernos de Gustavo Petro y Donald Trump, derivadas de la política de deportación masiva de migrantes.
De acuerdo con el diario estadounidense, Uribe utilizó su influencia en Washington para evitar sanciones económicas y restricciones migratorias contra Colombia y sus funcionarios. “Tenemos diferencias con el presidente Petro. Cometió un error. Pero tenemos que resolver esto. ¿Cómo puedo ayudar?”, habría dicho Uribe a un alto funcionario colombiano en medio de la crisis. Esta disposición para interceder, pese a las discrepancias políticas internas, fue reconocida incluso por miembros del gobierno.
El New York Times se refería al episodio en el que el presidente colombiano Gustavo Petro a las tres de la mañana se puso a publicar mensajes en su cuenta de X sin conocerse su estado mental, negando el ingreso de aviones norteamericanos que traían los migrantes de portados hacia Colombia, cuando estos estaban en pleno vuelo, obligando a devolver los aviones y generando una fuerte molestia por parte del presidente norteamericano Donald Trump, creándose una fuerte tensión diplomática, que inclusive amenazó con retirar las visas a los funcionarios del gobierno colombiano, ya los seguidores del presidente Petro, además de bloquear comercialmente a Colombia.
Fue entonces cuando los propios funcionarios del gobierno de Gustavo Petro, liderado en ese momento por Laura Sarabia, quienes se vieron en la necesidad de recurrir al expresidente Álvaro Uribe Vélez, para que ayudara a solucionar la situación y sería Uribe precisamente, quien habría sido el encargado de solucionar el problema.
Las preguntas que deja el encuentro
Aunque no se conocen detalles oficiales sobre lo tratado en la reunión Uribe – Rubio, el contexto sugiere que la situación judicial de Uribe fue uno de los temas centrales. La investigación en su contra sigue abierta en Colombia, y sectores críticos han cuestionado si estos acercamientos con figuras clave del gobierno estadounidense podrían tener implicaciones en la agenda bilateral o en apoyos políticos internacionales.
Por su parte, Uribe ha defendido públicamente su derecho a dialogar con actores internacionales. Tras su papel en la mediación con el gobierno Trump, explicó en redes sociales su intervención, asegurando que priorizó los intereses del país frente a las posibles sanciones al señalar que “El tema requería una solución urgente”, como lo escribió en su momento, describiendo las gestiones hechas junto a la Cancillería.
Sarabia, la exdirectora del Departamento Administativo de Presidencia y hoy canciller, al referirse a ese episodio, recalcó que “las relaciones internacionales deben estar por encima de las agendas domésticas”, destacando la importancia de recurrir a expresidentes y exfuncionarios en momentos de crisis.
Este nuevo encuentro entre Uribe y Rubio plantea interrogantes sobre el papel del expresidente colombiano en las relaciones internacionales actuales y su capacidad de influencia, no solo en la política interna, sino también en las dinámicas bilaterales con Estados Unidos, algo que evidentemente ponen nervioso al presidente Petro y su gobierno.
Mientras su proceso judicial avanza en Colombia, Uribe mantiene sus conexiones en el exterior, consolidando un liderazgo que, a pesar de las controversias, sigue contando con aliados en Washington. Queda por verse si estas reuniones tendrán algún efecto práctico en su situación jurídica o si responden a una estrategia política más amplia de cara al panorama electoral y regional y al futuro de Colombia.