La Selección Colombia Sub 16 de basket femenino volvió a clavar la bandera del triunfo en el olimpo poco valorado del deporte aficionado en el País. Pero la gesta tiene un sabor muy especial, pues el último obstáculo era más que complicado, superar los Cuartos de Final del FIBA AmeriCup Sub-16 Femenino, que se celebra en el Inforum de Irapuato, México, había que vencer a Argentina, una potencia del continente, si se quería soñar nuevamente con un Mundial, y “chaz”, esa esférica platónica de color naranja, les sonrió a las cafeteras, y con un marcador 44-39, se metieron el tiquete a la Copa del Mundo de Baloncesto FIBA Sub-17 Femenina 2026 que se jugará en República Checa.
Y es que 5 puntos en el baloncesto es muy poco, así resten solo segundos, de todo se ha visto en este hermoso deporte. Por eso la tensión estaba en su máximo nivel, tan cerca de ese sueño mundialista, pero tan lejano ese sonido de la chicharra que indicara el final del encuentro. Y entonces, eso que se veía tan lejano y que muy pocos creyeron pasó, mas bien sonó, quizás haya sido el sonido más hermoso que estas deportistas colombianas hubiesen escuchado jamás, el que les dijo: “¡Chicas, sí, están en el mundial!”
Alisson Restrepo fue la mejor anotadora de Colombia con 10 puntos, la mitad de ellos desde la línea de los tiros libres. Sin embargo, la bujía del equipo fue Shery Montaño con 7 tantos, 6 rebotes, 3 asistencias y 2 robos. La interna Maily Saavedra también fue crucial en la defensa con 16 rebotes, 5 robos y 1 bloqueo, además de 4 puntos. Y en el banco entrenadores capacitados, que vienen desde hace rato pidiendo pista como los son Ricardo Pinzón y Andrés Velásquez Chespi.
Será la segunda Copa del Mundo para Colombia luego de su clasificación en el 2018. Ojalá, ¡OJALÁ! la Federación Colombiana de Baloncesto entienda por fin que el proceso del baloncesto femenino merece la máxima atención, que son ellas las que nos pueden cumplir ese sueño de ver una tricolor en unos Juegos Olímpicos, que se requiere fogueo con equipos de peso, campamentos, clínicas de verdad, no de esas que “ferean” hoy en día certificados FIBA a diestra y siniestra.