En el Capitolio de los Estados Unidos, la presidenta de Proantioquia, Juliana Velásquez, participó en el foro “Crimen Organizado y Democracia en América Latina”, donde presentó la historia de resiliencia y transformación de Medellín como ejemplo del poder del trabajo conjunto entre los sectores público y privado para construir futuro, fortalecer las instituciones y defender la democracia.
Velásquez, quien representó al sector empresarial y cívico de Medellín y Antioquia, destacó que la historia reciente de la ciudad demuestra cómo una sociedad puede sobreponerse a la violencia y al miedo a través del liderazgo colectivo y la confianza entre los distintos sectores. “Sí, en 1991 Medellín era la ciudad más violenta del mundo, con más de 400 homicidios por cada 100.000 habitantes. Sí, el terror gobernaba nuestras calles. Y, sin embargo, Medellín se negó a morir”, afirmó durante su intervención.
La presidenta de Proantioquia recordó que, en medio del caos que vivió la ciudad en las décadas de 1980 y 1990, un grupo de empresarios, educadores, líderes sociales y funcionarios públicos decidió quedarse, resistir y reconstruir. “Abrazamos la convicción de que no puede haber empresas exitosas en sociedades fracasadas”, expresó.
Velásquez explicó que desde su fundación en 1975, Proantioquia se convirtió en una plataforma de confianza y un puente entre los sectores público y privado. Aun en los años más difíciles, la organización promovió proyectos estructurales como el Metro de Medellín, la gestión para un aeropuerto internacional, y el impulso de agendas educativas y sociales que aportaron a la reconstrucción del tejido social. “Creíamos —y seguimos creyendo— que lo público nos pertenece a todos, y solo trabajando juntos podemos construir un futuro que valga la pena heredar”, señaló.
En su discurso, Velásquez resaltó que Medellín ha convertido el dolor en resiliencia y la desesperanza en innovación. Actualmente, más de 1.3 millones de visitantes extranjeros llegan cada año para conocer una ciudad que pasó de ser símbolo de violencia a un referente de tecnología, cultura y creatividad. Sin embargo, advirtió que la transformación no es definitiva y que la democracia colombiana enfrenta nuevos desafíos.
“La resiliencia de Medellín se pone a prueba cada día. En los últimos años hemos visto cómo la corrupción, el populismo y la erosión institucional amenazan la confianza que tomó décadas construir”, indicó. También mencionó la desarticulación de programas públicos como Buen Comienzo y la hostilidad hacia el sector empresarial. “Nuestro exalcalde, hoy aspirante presidencial y con procesos judiciales en curso, representa la fragilidad de la gobernanza democrática cuando las instituciones se debilitan y crece la impunidad”, afirmó.
Velásquez advirtió que la amenaza va más allá de un solo caso, señalando que “la propia democracia colombiana está en riesgo”. Cuestionó la descertificación de Colombia por parte de Estados Unidos en su política antidrogas y expresó preocupación por los efectos de la llamada “Paz Total”, que —según dijo— ha fortalecido a los grupos armados ilegales.
Ante este panorama, subrayó que el sector privado de Medellín y Antioquia ha decidido apoyar a los gobernadores regionales e instituciones que defienden la democracia. “Nos negamos a rendirnos al cinismo o al caos. Elegimos centrarnos en el futuro”, aseguró.
Entre los proyectos liderados por Proantioquia, Velásquez mencionó la Región Aeroportuaria, orientada a conectar Medellín con los mercados globales; el impulso al turismo sostenible, que promueve la cultura y la protección ambiental; y la transformación del Urabá antioqueño como centro agroindustrial y portuario del país.
Estos proyectos, dijo, son “actos de resistencia contra la desesperación”, y buscan fortalecer el Estado de derecho y la confianza en la democracia. “La historia de Medellín demuestra que la transformación es posible, pero solo a través del coraje colectivo y la colaboración inquebrantable. Nuestra lucha no es contra el pasado, sino por el futuro de una nación”, expresó.
Velásquez cerró su intervención con un mensaje de esperanza y cooperación internacional: “Desde el Capitolio de los Estados Unidos reafirmamos que la alianza entre lo público y lo privado puede salvar democracias, reconstruir confianza y mantener viva la esperanza. Medellín no es una ciudad que se rindió, es una ciudad que transformó el dolor en propósito”.