El impasse diplomático entre el presidente colombiano Gustavo Petro y su homólogo estadounidense Donald Trump ha generado un creciente malestar en Colombia, dejando al mandatario colombiano en una situación incómoda y originando una oleada de críticas desde diversos sectores del país.
La controversia comenzó cuando Petro mostró inicialmente resistencia a aceptar la repatriación de migrantes irregulares, pero se vio forzado a cambiar de postura ante la amenaza de una escalada en las relaciones comerciales entre ambos países.
Una de las reacciones más contundentes provino de la Asociación de Transportadores de Carga, que advirtió sobre las graves repercusiones económicas que este conflicto podría generar, ya que el 50% de las operaciones de carga del país se realizan hacia y desde Estados Unidos.
En este contexto, señalaron que la crisis podría afectar gravemente al departamento de Antioquia, donde se prevé una disminución en las cargas de importación y exportación de hasta un 15% en el corto plazo. Ante esta situación, hicieron un llamado a los gobernantes locales a asumir un papel más protagónico y evitar que la economía regional se vea afectada por las decisiones de la presidencia. «Es necesario que los gobernadores actúen y no permitan que las economías de sus regiones se hundan por los caprichos del presidente Gustavo Petro», indicaron.
La Intergremial de Antioquia también se pronunció, rechazando la guerra comercial y diplomática que, según ellos, ha sido fomentada por Petro con Estados Unidos, el principal socio comercial del país. La Confederación Nacional del Trabajo (CNT) también intervino, instando al Gobierno a basar sus decisiones en la «cordura de la diplomacia» y no en «cálculos políticos, electorales o ideológicos», advirtiendo que las consecuencias para la economía colombiana podrían ser devastadoras. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, calificó la situación como «el peor día de la historia económica del país», subrayando la necesidad de un manejo responsable y serio de las relaciones diplomáticas.
En la misma línea, el Consejo Gremial Nacional exhortó al Gobierno a trabajar de manera constructiva para prevenir los efectos negativos de las medidas anunciadas y a priorizar la estabilidad económica del país.
Por su parte, el exministro Gabriel Silva advirtió sobre la fragilidad de las relaciones con Estados Unidos, calificando la situación como una «espada sobre la cabeza» de Colombia. Silva señaló que, aunque las sanciones están «suspendidas», estas podrían activarse en cualquier momento si se llega a un nuevo conflicto, lo que pondría al país en una situación aún más vulnerable.
La crisis diplomática, que comenzó con diferencias sobre la migración, ha tomado un giro inesperado, poniendo en riesgo la estabilidad económica y las relaciones internacionales de Colombia. Las reacciones de los sectores productivos y gremiales reflejan un creciente temor a que las consecuencias de este enfrentamiento puedan afectar gravemente a la economía nacional.
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