En Semana Santa se conmemora la pasión y muerte de Nuestro Señor Jesucristo. Lo anterior tiene un enorme significado en la humanidad; primero porque Cristo vino al mundo a cumplir una misión que es la salvación de la humanidad, la redención de los pecados y la libertad de las personas, aunque ésta fue una misión muy dolorosa para Él como ser humano, muy grandiosa como el Unigénito, por eso fue el Cordero de Dios, que se sacrifica en beneficio de los hombres.
¿Pero qué es la Semana Santa para los católicos? Es ser conscientes de la vida, pasión y muerte de El Salvador. Es reafirmar la fe como cristianos y por encima de todo evidenciar año a año la resurrección del Hijo de Dios, fundamento de nuestra fe. La Semana Santa debe estar enmarcada en una profunda reflexión cristiana, que permita experimentar cambios en cada persona, ¡sí!, cambios en el espíritu, que se manifiesten en el avance personal de cada cual. En la medida que todos tomemos la Semana Santa como un avance en la fe y le demos un buen sentido, seguro que nos servirá para fortalecer el espíritu y la vida.
La Semana Santa, al ser asimilada en el interior de cada persona, permite revisar la conducta individual, de nuestra ética y de la moral. Preguntarnos cuánto hemos avanzando espiritualmente en el año; que pasó con el examen de los defectos que tenemos. Si hemos podido superarlos o aún continúan en nosotros defectos como la mentira, la pereza, la negligencia, la calumnia que es el exceso de la lengua. La deshonestidad, la deslealtad, la soberbia y prepotencia y en fin muchos otros más que cada quien puede examinar en su caso particular y que son pecados.
La Semana Mayor es para reflexionar, pero no significa que no se aproveche la para descansar o leer, por lo general muchas personas la toman como una semana vacacional, de recreación con la familia y ¡claro que sí!, esto también es sano para la persona, porque sirve para obtener un espacio en la vida cotidiana llena de estrés, preocupaciones y actividades. Pero por encima de todo es una semana para hacer un espacio en el corazón y el espíritu puestos en nuestra fe cristiana, porque más allá de una tradición es un acto de fe y recogimiento que le permite a cada cual analizarse a sí mismo, tomar correctivos que le brinden una mayor tranquilidad espiritual.
¡Entonces la invitación es a que vivir esta Semana Santa con recogimiento, oración y esperanza, como legado que Cristo nos dejó, por eso Él murió en la cruz!