Para Naciones Unidas, el seguimiento del cometa interestelar 3I/ATLAS no responde a una alerta por riesgo inminente, sino a la necesidad de poner a prueba y fortalecer los sistemas internacionales de vigilancia y respuesta frente a objetos provenientes del espacio profundo.
El interés radica en evaluar la capacidad de la comunidad científica global para detectar, medir y coordinar información ante cuerpos celestes con trayectorias inusuales, en el marco de los protocolos de defensa planetaria impulsados por la ONU.
El cometa fue identificado a finales de junio como el tercer objeto de origen interestelar observado atravesando el sistema solar, después de 1I/‘Oumuamua en 2017 y 2I/Borisov en 2019. Su detección activó a la Red Internacional de Alerta de Asteroides (IAWN), respaldada por la Oficina de Asuntos del Espacio Ultraterrestre de Naciones Unidas (UNOOSA), cuya misión es mejorar la preparación global ante eventuales amenazas espaciales, incluso cuando estas no representan peligro directo para la Tierra.
Las observaciones iniciales confirmaron que el 3I/ATLAS presenta un comportamiento típico de los cometas. Telescopios europeos, entre ellos el Joan Oró del Observatorio del Montsec, registraron emisiones de gas y polvo que se intensifican a medida que el objeto se aproxima al Sol. Estos penachos revelaron la presencia de compuestos como agua y dióxido de carbono, así como una coma variable que dificulta la medición precisa de su posición.
Desde el punto de vista orbital, los astrónomos determinaron que se trata de un objeto interestelar debido a la trayectoria hiperbólica que sigue, lo que indica que no está ligado gravitacionalmente al Sol y que continuará su paso sin permanecer en el sistema solar. Los cálculos señalan que su distancia mínima respecto a la Tierra será de aproximadamente 270 millones de kilómetros, descartando cualquier escenario de impacto.
Aun así, la ONU considera que el 3I/ATLAS ofrece un escenario técnico adecuado para ensayar procedimientos de observación avanzados. La IAWN anunció una campaña internacional de seguimiento entre el 27 de noviembre de 2025 y el 27 de enero de 2026, orientada a mejorar la obtención de datos astrométricos a partir de cometas, cuerpos cuya estructura gaseosa complica el rastreo en comparación con los asteroides.
El investigador James Bauer, de la IAWN, explicó que este tipo de ejercicios permite afinar las herramientas y metodologías necesarias para calcular trayectorias con mayor precisión y evaluar la capacidad de respuesta coordinada entre observatorios y agencias espaciales. En el proceso participarán centros de observación en Japón, España, Chile y otros países, junto con actividades técnicas y simulaciones de intercambio de información.
Además del componente operativo, el seguimiento del 3I/ATLAS tiene relevancia científica. Los objetos interestelares transportan información sobre la formación y evolución de otros sistemas estelares, y su análisis contribuye a ampliar el conocimiento sobre la diversidad de cuerpos que circulan fuera del entorno solar.
