La condena internacional por la crítica situación humanitaria en la Franja de Gaza ha sido contundente. Líderes mundiales como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y los primeros ministros del Reino Unido, Keir Starmer, y de Canadá, Mark Carney, emitieron el pasado 19 de mayo una declaración conjunta en la que rechazaron enérgicamente la destrucción en Gaza. En su mensaje, aseguraron que no permanecerán indiferentes ante los ataques contra la población civil, los cuales atribuyen al gobierno de Benjamín Netanyahu y consideran injustificables.
Entre las razones que han motivado la preocupación de la comunidad internacional se encuentran la negativa del gobierno israelí a permitir el ingreso de ayuda humanitaria, el riesgo de una hambruna generalizada, la falta de acceso a alimentos especiales para bebés, y los ataques del ejército israelí a convoyes con suministros, así como el asesinato de colaboradores de la Cruz Roja y un reciente ataque armado contra diplomáticos europeos. Estos hechos han sido fuertemente reprochados por varios jefes de Estado y organismos internacionales.
No obstante, es importante señalar que los mandatarios que alzan su voz en foros internacionales lo hacen también respondiendo al sentir de sus ciudadanos, quienes exigen una postura firme frente a las violaciones de derechos humanos.
En Colombia, sin embargo, el presidente Gustavo Petro ha sido objeto de críticas en redes sociales, donde muchos usuarios consideran que su enfoque en el conflicto internacional contrasta con la falta de atención a los múltiples problemas que aquejan el territorio nacional. Los comentarios se han viralizado, cuestionando lo que algunos interpretan como una prioridad mal enfocada.
En medio de esta controversia, el Gobierno colombiano anunció que el exalcalde de Cali, Jorge Iván Ospina, será designado como el primer embajador de Colombia en Palestina, tras la apertura oficial de la sede diplomática en ese territorio.
De acuerdo con la Cancillería, Ospina tendrá como misión principal fortalecer los vínculos bilaterales en un contexto geopolítico complejo, donde Colombia ha adoptado una postura activa frente a las violaciones de derechos humanos.
Este nombramiento marca un nuevo capítulo en la política exterior del país, en un momento en que las decisiones diplomáticas adquieren una alta carga simbólica en el escenario internacional.
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