La crisis del sistema de salud en el departamento del Valle del Cauca ha llegado a un punto crítico con el cierre temporal del servicio de urgencias de la Clínica Palmira, una de las principales instituciones de atención en emergencias de este municipio. La situación ha obligado a las autoridades a declarar la alerta amarilla y a activar planes de contingencia para evitar un colapso en la atención médica.
La decisión de suspender el servicio fue tomada por la administración de la clínica ante una grave crisis financiera, provocada por el incumplimiento en los pagos por parte de varias Entidades Promotoras de Salud (EPS), especialmente la Nueva EPS y S.O.S., que adeudan cuantiosas sumas de dinero. La falta de liquidez dejó a la institución sin capacidad para sostener el servicio.
Según explicó la secretaria de Salud del Valle, María Cristina Lesmes, las deudas acumuladas han dejado a la clínica sin recursos suficientes para operar. La situación se agravó con la renuncia masiva del personal médico y asistencial, quienes llevaban varios meses sin recibir salario. “La Nueva EPS tiene una deuda de 6.000 millones de pesos, mientras que con S.O.S. la cifra aún no está plenamente definida”, indicó la funcionaria.
Lesmes también advirtió que el reciente cambio de EPS contratante complica aún más el panorama financiero de la clínica, ya que disminuye la posibilidad de obtener pagos a corto plazo, lo que retrasaría la reapertura del servicio de urgencias por un tiempo indefinido. Mientras tanto, los pacientes deberán ser remitidos al Hospital Municipal de Palmira y a la Clínica Santa Bárbara, que ya registran alta demanda.
Frente a esta situación, las autoridades locales pidieron a la comunidad hacer un uso responsable de los servicios de salud, acudiendo a urgencias únicamente en casos estrictamente necesarios. “Habrá demoras y más congestión. La red hospitalaria ha sido reforzada, pero no se puede suplir completamente un servicio tan importante como el de la Clínica Palmira”, reiteró la secretaria de Salud.
Este nuevo episodio evidencia una vez más las fallas estructurales del sistema de salud colombiano, donde la operación de clínicas y hospitales depende de recursos que no llegan a tiempo. Las autoridades del departamento manifestaron su preocupación y reiteraron su disposición para buscar soluciones, aunque advirtieron que, sin medidas urgentes desde el nivel nacional, la situación podría empeorar en los próximos meses.