lunes, noviembre 3, 2025
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Óscar Jairo González Hernández en “Invernía”

Elemental Teatro ¿Qué aporta el festival Invernía a la ciudad, respecto a sus temáticas? Considero que las temáticas que son tratadas y desarrolladas en el Invernía, con cada vez de mayor proyección, hacia la formación de ciudadanos en el teatro, que es también formación para la vida, pues aquí concurren y buscan hacer coincidir la vida con el teatro.

Y hacer una construcción estructurada desde los temas, que aquí son tratados. No es solamente un momento, en que ocurre o se da Invernía, sino que se continúa como proyecto teatral en cada ciudadano, por lo tanto, en la ciudad, es eso, lo que percibo en esta tarea en esta eclosión insurrecta y nueva de propuestas y de proposiciones teatrales, desde o involucrando todas las artes.

Contiene, pues, una estructura que se proyecta poderosamente, en cada Invernía que se ha realizado. Todo el proyecto lleva a instalar el teatro en la ciudad, la ciudad en el teatro, con la intervención de los ciudadanos que, por azar o por interés e intención estética, quieran relacionarse con el teatro.

Y los temas, lo provocan, lo han provocado, ¿Cómo o de qué manera ha influenciado el festival Invernía en sus prácticas de vida? Invernía se ha constituido para nosotros como un elemento más de la vida, de la estructura teatral, en la que intento vivir, intento vivirme, eso es.

Y me instalo en Invernía con la conciencia crítica de desarrollar una tarea que pueda contribuir a la formación misma y suscitar el interés en quienes participan del proyecto, cada vez que se realiza, dado que ya tiene su historia construida y a quienes les interesa Invernía.

Y es necesario indicarlo, en relación con la formación como mediación, o del mostrar qué desarrollo en todo momento en mis intervenciones. Mediar es del orden mismo de la melancolía. Ya que ese intentar, es mantenerse en eso irrealizado o que uno no es consciente de dónde alcanza a concretarse o cómo se concreta, o sea, cómo se mide, para qué los necesitan, de las medidas, de los resultados que se puedan medir.


De tener que decidir, sobre si continuamos o no, el trayecto del proyecto teatral, lo que indico rebeldemente como una forma más del destino, sus intersecciones, sus métodos sensibles, sus economías como la técnica para hacerlo todo, o la mediación que hacemos en esta tarea del trayecto, proyecto en su contenido y destino como estructura, en lo teatral. Y eso, lo indico para que no se sientan condicionados, para decidir lo que se deba decidir. No tenemos condicionamientos de nadie, para ello.

Que no sea yo, quien condicione una decisión en ese sentido. Ya que cada uno tiene su trayecto, proyecto, y destino de la vida, de su vida, en desarrollo, en realización de sus mundos, una medida también de él, y cómo se hace en su teatro. De tal manera, que allí, donde se decida todo, será también lo que nos involucrará en adelante. Nada queda trabado, sino realizado en la transparencia que le hemos dado, con la que hemos vivido desde que iniciamos en esta tentativa de la vida en el teatro, en su vacío, que excede toda realidad, en y de toda la vida.

Recordar que no nos debemos sino a la vida misma, al arte mismo. Como cada quien la viva, lo viva. Y por eso mismo, se ha posicionado en el medio teatral de la ciudad y del mundo (para el mundo de las ciudades del teatro y para los ciudadanos del mundo del teatro). Y ha sido extraordinario, poder para mí, haber intervenido en ellos, en los que he intervenido y continuaremos haciéndolo, pues ya es nombrarnos en medio de esa eclosión teatral.

Ya que el resultado y alcance de lo que se ha hecho hasta este momento, está concentrado, también, en la formación de una estructura que se desarrolla sobre temas; es sobre o desde la estructuración de temas, que es lo que le da la consistencia y la coherencia al proyecto. ¿Cuál ha sido la versión Invernía y su temática que más le ha marcado y por qué?

Ese primer Encuentro (2012): “Encuentro con Pessoa y los otros…”, maravillosa, y “Encuentro con los poetas malditos. Las considero decisivas para mí. Tremendas en lo que causaron, dado que las vivimos con esa misma cantidad de intensidad y temperatura que los temas nos propusieron y nos presentaron nos provocaron, y provocaron a los ciudadanos del teatro (no público); ciudadanos del teatro, desde lo que Hobbes, dice de ello en su Tratado sobre el ciudadano. Ya que, se hace la tarea intencional e interesadamente, en la medida en que es mostrarles (mostrarnos) lo que hacemos, a los ciudadanos de la ciudad, y sin el propósito básico nada más, de hacerlos unos más (de la cantidad o el número estadístico), en el teatro, cuando se les “induce” o “instruye”, al llevarles al teatro (sin que ellos se lleven a sí mismos, o lleven el teatro en sí mismos), dado que ellos mismos deben adquirir conciencia de que son teatro y ciudad. Por eso, las propuestas que indico, han sido para mí nucleadoras de esos nuevos sentidos y de esas nuevas percepciones del teatro como el mundo; el mundo como teatro, o sea, de y para el conocimiento de sí mismos, del otro y de las relaciones que construimos en el territorio llamado ciudad. ¿No sería interesante una Invernía sobre la relación teatro y ciencia sensible o la química en el teatro o la astronomía y el teatro? Atreverse, eso es.

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