Colombia lleva más de 15 años estudiando y analizando los yacimientos no convencionales como una alternativa para aumentar nuestras reservas de petróleo y gas, tal como lo hicieron Estados Unidos y Argentina. Esto les permitió lograr estabilidad y asegurar su soberanía energética. Sin embargo, en nuestro país, por decisiones ideológicas del petrismo, se suspendieron los dos proyectos piloto de investigación científica que buscaban explorar estas fuentes de energía.
El gas es una fuente energética crucial para los colombianos. Hoy, 36 millones de personas tienen acceso al gas natural en sus hogares, y el 84% de esos beneficiarios pertenecen a los estratos 1, 2 y 3. Según el Departamento Nacional de Planeación (DNP), el gas natural representa menos del 1% del costo total de la canasta familiar de un hogar pobre, lo que lo convierte en el servicio público más barato que los colombianos pagan. En promedio, las familias de estrato 1 y 2 gastan entre $10.000 y $12.000 mensuales. La disponibilidad y el precio accesible del gas natural lo convierten en el energético con mayor aceptación social en el país. Sin embargo, las malas decisiones del Presidente Petro han generado un aumento de hasta el 36% en su costo.
A pesar de estas dificultades, 1’001.212 nuevas familias han comenzado a recibir gas natural en sus hogares, sumando un total de 11,6 millones de hogares beneficiados. No obstante, aún queda mucho por hacer. Según datos de Naturgas, el reto es llevar este servicio a los 1,5 millones de hogares que aún dependen de la leña para cocinar, parte de los 8,4 millones de colombianos que viven en pobreza energética.
Las reservas de gas están disminuyendo rápidamente. Existe una correlación directa entre la perforación de pozos exploratorios y el volumen de reservas. De acuerdo con información de Campetrol, la perforación de pozos exploratorios y de desarrollo ha disminuido en un 61% (-53 pozos) y un 28% (-185 pozos) en 2024, respectivamente, en comparación con las cifras de 2022. Entre 2010 y 2014, se perforaban 119 pozos por año, una cifra mucho más alta. Como resultado, la autosuficiencia de Colombia ha caído de 13 años a solo 6. Hace 20 años, perforábamos 120 pozos al año.
En el congreso anual de Naturgas, insistí que Colombia debe adoptar el fracking. Esta técnica nos permitiría aumentar nuestras reservas de gas de 2,3 TPC a 30 TPC, generando 14.000 empleos y ofreciendo estabilidad energética al país. Además, beneficiaría a los 12 millones de hogares que dependen del gas natural, así como a la industria, el comercio y a los 200.000 vehículos que funcionan con este energético.
El único que no ha comprendido, por su radicalismo ideológico, que el gas más barato es el producido en Colombia, es el Presidente Petro. Las consecuencias de su negativa a suscribir nuevos contratos de exploración y producción son graves para los colombianos, especialmente para los más vulnerables. Su postura también está ahuyentando la inversión, en un sector que requiere años para dar frutos.
Reflexión: no es posible que un país tan rico en recursos naturales como Colombia no pueda prosperar, todo por culpa de unos ideólogos que han decidido acusarnos de querer destruir el mundo. Más perjudicial que el gas, el petróleo o el carbón, es la ideología destructiva que se opone al desarrollo y al progreso.