Leí con mucho cuidado la primera carta pública que le envió Álvaro Leyva al presidente Gustavo Petro y debo confesar que no he sido capaz de leer completa la segunda y si acaso algunos párrafos, que en esencia dejan en evidencia todas las erráticas actuaciones internacionales del Presidente.
Es obvio que la diplomacia no es lo suyo. Queda clarísimo que Petro, que ha sido el más impuntual e incumplido de los gobernantes de Colombia, no tiene medida de cálculo, del gran daño que le hace a Colombia con cada uno de sus desplantes en el exterior.
Recuerdo como si fuera ayer, cuando Petro convocó a todos los alcaldes de Colombia al hotel Tequendama, pocos días después de ganar las elecciones. Recuerdo mi sorpresa al ver que acudieron a esa convocatoria 880 de los 1.100 mandatarios y que Petro, sencillamente los dejó plantados sin explicación alguna, jamás apareció. Una borrachera dicen las malas lenguas.
Recuerdo, como ayer, la indignación de tantos mandatarios al ver esa falta de cumplimiento y de respeto sin explicación alguna. Ese fue solo el abrebocas de una conducta reiterativa de nuestro flamante Presidente, de dejar plantado a todo el mundo.
Cientos de congresos y asambleas nacionales, se cansaron de esperar a un Presidente que confirmó su asistencia y jamás apareció. Es una impronta indeleble de Gustavo Petro.
¿Pero qué dijo de nuevo Álvaro Leyva que no sepamos ya los colombianos? ¡Nada!
Llegar tarde a una cita con el Presidente de los Estados Unidos o el de Francia es pan de cada día para Petro, solo leí, una vez, una disculpa que tenía que ver con la congestión en el tráfico. Eso en los códigos de la diplomacia internacional es totalmente inaceptable.
Tengo que confesar, además, que me produce una gran repulsión el excanciller Leyva. Su hoja de vida muestra que tuvo que ausentarse a buscar refugio a Costa Rica por varios años, al no poder justificar una gruesa suma de dinero procedente del Cártel de Cali, que ingresó a su cuenta bancaria.
Al regresar al país, Leyva fue amigo muy cercano de las FARC, y recibió imagino yo dinero de ellos, con la misión de ser tramitador de esa paz espuria y ladrona de Juan Manuel Santos que solo le dio beneficios al mismo hoy exmandatario.
Y a Colombia le ha costado una millonada y un río de sangre, al llegar a la Cancillería como aliado y amigo de Petro, Leyva fue un incondicional; Firmó todos los decretos para llenar la diplomacia colombiana de personas sin carrera, sin experiencia, sin perfil y muchos de ellos, con problemas legales.
Es sin duda alguna el peor equipo diplomático y consular que haya tenido Colombia, Todos dogmáticos y casi ningún diplomático. Un desastre.
Con la firma incondicional del canciller Álvaro Leyva, Todos conocimos y vivimos en grotesco episodio, en el que Leyva, declara desierta la licitación para la fabricación de los pasaportes que se ganó en franca lid, la firma Thomas Greg & Sons.
Tan evidente y abusiva esa decisión que todo el gabinete ministerial le advirtió a Leyva de su gravedad y sus consecuencias. “Que me notifiquen la demanda en la tumba”, respondió el arrogante excanciller.
En plan de Leyva para apropiarse de ese “negocio“, de $ 600 mil millones, se enredó, al punto que, desesperado, presentó su renuncia y Petro, mamado de tanto ruido en la Cancillería, se la aceptó.
Después Leyva que tenía entonces 82 años de edad, recibió una dura sanción de la Procuraduría por 15 años.
Ambas cartas de Álvaro Leyva, quieren mostrar al país y al mundo, que Petro no está en condiciones físicas y sicológicas para gobernar a Colombia. “Ataques de un burgués“, calificó Petro a las cartas de Leyva y con esas tres palabras, el Presidente mandó a la basura esos documentos que Leyva, pensó que iban a sacudir al mundo.
¡No pasó nada! Petro ya salió de Leyva, prepara la salida de Gustavo Bolívar ( “yo a Usted lo amo Presidente “) y también veo en desgracia a su cercana y poderosa, canciller Laura Sarabia.
Petro no cambia. En su Alcaldía de Bogotá, cambiaba sus secretarios de despacho, como cambiar de calzoncillos y aquí en la presidencia es igual. La última cifra que vi de ministros y viceministros, superaba ya los 54 en 34 meses.
¡Leyva hace un sapeo de las erráticas y dañinas actuaciones internacionales de Gustavo Petro, pero nada que no supiéramos ya! y tampoco sacudió a Petro un milímetro.
Leyva es un sapo, pero tardío e inocuo. Un oportunista más.