Desde el 9 de abril de 1949 fecha en la cual fue asesinado Jorge Eliécer Gaitán, nuestra Nación no ha sido la misma, porque se promovió el “bogotazo” azuzado con la presencia de Fidel Castro y este hecho, nunca le ha permitido tener una paz duradera; posteriormente se han sucedido una serie de acontecimientos violentos motivados por la inestabilidad política y la inconformidad social como consecuencia de los desaciertos de los diferentes gobiernos.
En las elecciones del 2022, muchas personas de diferentes tendencias ideológicas y políticas, cooptados por los idearios comunistas promovidos desde el régimen cubano y secundados por el de Venezuela y con la participación de políticos, economistas y sociólogos, convencidos de las propuestas populistas que ofrecían un cambio, cayeron en la trampa por la retórica del exguerrillero candidato. Hoy ese Presidente errático en sus ejecutorias desestabilizadoras de las instituciones, avaladas por juristas mañosos que interpretan a su favor la Constitución y las leyes y además, chantajista de los organismos del Estado, también han montado una fanfarria distractora que continuará hasta el fin de sus días de gobierno; lo más grave está por venir, porque continuarán con su fiesta, financiados con el rompimiento de la regla fiscal, que les dará la oportunidad de hacer campaña con el dinero del estado, deslumbrado al pueblo con los favores que les otorgarán.
Existe la incertidumbre, si estos malandros usurpadores del Estado de derecho se perpetuaran en el poder, o si, por el contrario, el pueblo pensante convencido de que su futuro comprometido con el respeto a la institucionalidad, las leyes y la Constitución, elige al candidato que hoy requiere el país, logra corregir el rumbo que se ha desviado durante este pernicioso mandato.
No cantemos victoria, esperamos que se elija un Presidente en quien confiemos todos los colombianos, pero la oscura noche no cesará, si no se eligen congresistas honestos, experimentados y preparados para asumir el reto de orientar con sus leyes hacia un país sostenible, pero si no existieren mayorías en el Congreso que permitan eliminar la corrupción de gran parte de los legisladores actuales, habría una oposición conformada por los personajes que hoy nos gobiernan y tendría la fuerza suficiente para desestabilizar el país si no se logran sus objetivos.
La disyuntiva que tenemos “con cara gano yo y con sello pierde usted” es una amenaza en ciernes y por ello todas las fuerzas vivas de la Nación deben unirse, más ahora con el lamentable atentado a Miguel Uribe Turbay y enfilar sus fuerzas para retomar el rumbo, liderados por el mejor colombiano, capaz de fortalecer las instituciones y nos retorne la esperanza de vivir en un país próspero y en paz.
