Desde el año 1948 surgió la guerrilla política entre los partidos Liberal y Conservador generando enfrentamientos entre los mismos colombianos, posteriormente la fiebre comunista del continente promovió la creación de las FARC y después el ELN que han generado pobreza y desplazamiento de poblaciones enteras y han patrocinado el narcotráfico mediante alianzas como un medio de obtener recursos para sostener su lucha armada que tanto daño le ha hecho a nuestra nación.
La mayor concentración de esa lucha, se ha dado en los campos colombianos, por la ausencia del estado en políticas públicas que permitieran darle solución a las necesidades del 70% de la población rural de ese tiempo; hasta los años 60´s cuando fueron trasladándose los desplazados del campo hacia las ciudades, la atención a aquellas comunidades fue insuficiente por el grado de marginalidad, la falta de oportunidades y de recursos públicos para atender esa nueva población, aunados a la corrupción de la clase dirigente civil y política.
En las ciudades también la comunidad puso su cuota, al no atender a esa población con programas de educación y trabajo para darles mayores oportunidades; el estado también fue negligente porque permitió que FECODE cooptara el direccionamiento de la educación de los menores, con ideologías que incitaron a la lucha de clases y hoy todo el país se está dando golpes de pecho, porque se ignoró aquella amenaza que iría a torcer las mentes de los niños de todo el país; hoy la sociedad está desorientada sobre el verdadero futuro, porque los gobiernos protegieron su estatus y no definieron en forma clara la vocación del país formando a las gentes pensando en el futuro.
Hoy nos enfrentamos al reto de garantizar la estabilidad de nuestra democracia, porque los principios que la sostenían como la más sólida del continente, están siendo amenazados por los mismos que nos gobiernan.
Esta es la oportunidad de retomar los valores familiares, de definir el modelo que garantice el desarrollo sostenible, reformar el esquema de educación desde la niñez y adaptar la educación técnica y superior a las nuevas necesidades, retomar la explotación de los recursos de minería e hidrocarburos en forma responsable y amigable con el ambiente, apoyar la producción intensiva de productos agrícolas y pecuarios, apoyando la asociatividad campesina para esos mismos programas; promover la industria manufacturera mediante el apoyo institucional a las empresas y al cooperativismo como medio de desarrollo comunitario, eliminando normas y trámites costosos e innecesarios en todos los sectores de la economía, e impulsar el desarrollo, basados en un aporte del 3% del PIB para la ciencia, la tecnología y la innovación.
A la pregunta de ¿Qué puedo hacer por el país? La respuesta es: retomar la confianza en el futuro, trabajando con ahínco, proponiendo ideas haciéndolas realidad, apoyando a las comunidades y generando empleo, para que las gentes puedan cubrir sus necesidades, con un compromiso de lucha frente a las amenazas actuales, como lo hicieron en su oportunidad las gentes que nos precedieron.