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martes, diciembre 24, 2024
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    InicioJuan Ortiz Osorno(OPINIÓN) ¿Qué es ser colombiano? Por: Juan Ortiz Osorno

    (OPINIÓN) ¿Qué es ser colombiano? Por: Juan Ortiz Osorno

    ¿Qué es ser Paisa? ¿Cuál es nuestra identidad? ¿Qué es lo que nos identifica? ¿Tenemos en realidad una identidad nacional? O ¿Tenemos una identidad más clara por regiones? ¿Qué es ser Rolo? O ¿Tenemos una identidad más clara por cada género? O ¿Por grupos étnicos? O ¿Carecemos absolutamente de identidad? Y somos tan sólo una colcha de retazos, una amalgama de copias, de personajes que algunos vimos en películas malas, de personajes que ahora bailan en TikTok… ¿Qué significa haber nacido en la mejor esquina de América Latina?

    Cuando España era el imperio, en América Latina, sólo hubo dos pueblos capaces de elaborar algún tipo de resistencia. Estaban ubicados en México y Perú. El resto de los pueblos cedió fácil, muy fácil ante la espada del español conquistador, vestido de hojalata en el trópico. 

    ¡Cómo olerían de mal! Si el Metro de Madrid es irrespirable en verano, imaginen estos hombres sucios, barbados, orinados y cagados, sin bañarse, metidos entre estas armaduras rudimentarias, cero fit, cero ergonómicas, cero cómodas, cero respirables. 

    En la meseta de Bogotá habitaban los indígenas Muiscas, cuyas comunidades vivían dispersas en la naturaleza de grandes árboles y gigantescos humedales. Los muiscas vivían en celebraciones permanentes a los dioses. Eran artistas de la orfebrería y el oro. Para estos Muiscas estaba permitido de manera libre el amor. Había una ceremonia que precedía un chamán que ingería alucinógenos. Con unas chichas de más, en cada celebración a los dioses, los muiscas podían terminar en relaciones con quienes estuvieran celebrando. Y de allí que las niñas y niños eran consideradas sagradas y sagrados, para todes, porque eran hijas e hijos de todos.

    Gonzalo Jiménez de Quesada estaba muerto de calor, sudaba debajo de su armadura y su comandante le dice, tome estos 220 hombres y súbase por este río hasta que encuentre en dónde nace y funde ahí el puesto de mando central. Los 220 hombres y Gonzalo se quedan viendo el río que les señalan: El Magdalena. Y Gonzalo y los demás emprenden la tarea de subir ese río vestidos ridículamente con esas armaduras. ¡Cómo olerían de mal! A Bogotá, llegaron entre 25 y 35 hombres. Nunca se supo la cifra real. A los demás se los comió la manigua y se fueron enredando en las ciénagas y pantanos, siguiendo la margen del río en semejante misión. 

    Cada que cruzo el Magdalena, sobre ese puente hermoso y recto, con el motor potente, el aire acondicionado, la canción que me gusta y empiezo a subir a la meseta, pienso en esa misión. ¿La hubiera aceptado? Gonzalo la aceptó y recuperó fuerzas acogido por los Muiscas que lo atendieron con amor en sus mujeres y en sus chichas y en sus alucinógenos. Por supuesto Gonzalo llegó a la meseta, hermosa meseta alta y mandó un correo diciendo estoy aquí para conquistar, pero para conquistar preciso armas y hombres. Y cuando esto llegó pues Gonzalo traicionó a los muiscas que lo habían acogido y los mató a todos, incluso a aquellos que nunca conoció.

    Ese es nuestro inicio como nación. Somos lo que surgió entre unos violadores, abusadores, despojadores que llegaron y las indígenas que se vieron violadas, abusadas o seducidas por estos hombres de hojalata que olían muy mal y llegaron arrasando todo. El que dude, de eso, que se haga un examen de ADN y lea. Ese porcentaje de español que te sale, que es muy alto, no sólo es de unos españoles de abolengo, educados que “se llevaron el oro y nos dejaron el oro. Que se llevaron el oro y nos dejaron las palabras” Y que vinieron siglos después. ¿Debemos agradecer por el español? Por supuesto. Por poético. Pero el idioma que hablaban las indígenas sometidas, también era un lenguaje poético. Quizás más. Amor en Muisca es Tyzynsuca- Felicidad se dice: Tyquy, tyhyquy- Alma se dice: Fihisca- Pero total, ese porcentaje de español en tu examen de ADN, no sólo es de sangre azul, sino de sangre muy roja, de conquistador maloliente y traidor. 

    Ese es nuestro ADN nacional. Somos los hijos de los españoles que huían de las plagas y pestes, que violaron, sometieron o sedujeron o compraron a unas mujeres que vivían en un mundo paradisiaco, en congruencia con la naturaleza. Un mundo que nunca más existió. Somos los hijos de la desesperanza, sometiendo, para tener un porvenir, mezclada con el sometimiento a una mentalidad ajena, violenta y mal oliente, que se llevó el verde para siempre.

    En ese mundo gobernado sólo por el imperio español, los paisas son los primeros, en la historia colombiana, en crear una economía. Hasta antes de que los paisas se inventaran el negocio de brindar hospedaje y comida para todos los obreros, esclavos y no, que el imperio usaba para extraer oro y demás, toda la economía era emanada del imperio. El imperio era el único que tenía dinero y podía pagar y el dinero retornaba. Era un monopolio perfecto para la corona española. Y ese monopolio lo rompieron los paisas de la época, quedándose con el dinero, en sus arcas, y no en las del imperio, con el dinero que la gente pagaba por alimentarse y dormir. Luego vino el venderles todo lo demás que necesitaran. Eso no sólo hace a esos paisas geniales, sino revolucionarios, adelantados a su época y por ello los convirtió sin duda en figuras políticas cuando el imperio cayó y nació la república.

    En la república Colombia fue integrada por varios países y luego nos desintegramos en los actuales. Una vez se acabó la Gran Colombia, debió salir de nuestro libro de historia que el máximo héroe de nuestra libertad fue Simón Bolívar, un ciudadano nacido en Caracas, Venezuela. El máximo héroe que enseñamos en las clases de historia es un hombre que nació en otro país, un extranjero. Es como los billetes de Canadá con la reina de Inglaterra. WTF! Imaginen que en Estados Unidos el máximo héroe de la guerra fuera un canadiense. En Rusia, el máximo héroe de la guerra, un general de Ucrania.

    Inconcebible. Acá en el 2024 nos podemos encontrar en cualquier parque o plaza de Bolívar que es el símbolo máximo del chavismo. Y plazas de Bolívar existen por todo el territorio venezolano-colombiano. Como colombianos somos tímidos para reconocer a nuestros héroes, a Santander, como el máximo, pero por regiones, a los demás. Afortunado el aeropuerto de Rionegro con el nombre de José María Córdova. Héroe total. Debería haber más parques de Córdova y Santander que de Bolívar. No porque Bolívarhaya sido malo sino porque no es colombiano, no de la Colombia que quedó. La Colombia, que como república, Bolívar quiso traicionar soñando con ser emperador de ella. Y mientras, nada nos dicen de Santander, que fue el productor que organizó y consiguió todo, para armar el ejército patriota, dos veces, porque Bolívar siempre echaba a perder los recursos. Nos presentan a Santander como traidor, cuando fue Bolívar el que lo marginó, al regreso de la guerra. Fue Santander el que gobernó a Colombia desde la libertad, siempre como presidente encargado y cuando Bolívar se cansó de hacer la guerra, regresó y anuló a Santander que es el hombre que nos dio el respeto por las leyes. Y Bolívar, lo echó. A ese hombre que Bolívar admiró tanto, a ese cucuteño que fue capaz de ser soldado, siendo un joven, para echar al imperio y capaz de dejar las armas para convertirse en estadista, es al que deberíamos admirar. No a otro y menos a Bolívar que fue capaz de sitiar hasta el hambre a Cartagena, para que le entregaran, su propio ejército patriota, las armas, para él hacer la guerra a su manera.

    ¿Pero somos esos colombianos de antes? ¿Somos esos paisas? Si pensamos en el lavado de dinero actual, quizás los paisas actuales puedan llegar a equipararse con la malicia de los originales. Lo que los aleja es la respetabilidad de sus actos. Lavar dinero es ilegal. Hospedar y dar alimento es un acto de amor, de servicio, de trabajo arduo. ¿Qué acto de nuestra cultura, ahora, muestra eso que nos definió? Ninguno. Somos la espalda moral de eso.

    ¿Qué es ser rolo? La época más dorada de la Bogotá que hablaba el mejor español del mundo, de la Atenas latinoamericana, como se le conoció, por ser centro de pensamiento moderno en alguna época y casa de poetas y escritores reconocidos. El más, José Asunción Silva. José Asunción fue prolífico escritor, de novela y de poesía. Desafortunadamente, su obra naufragó en un viaje de Europa a América. Y sólo sobrevivió una novela de nombre “Sobremesa”. No necesitó que quedara otra. Las primeras páginas de esa novela son una muestra de maestría poética y de descripción narrativa, capaz de hacerte sentir, ver, oler y saborear la comida y los cigarros. Para los que adoran a García Márquez, por los detalles, José asunción fue el maestro que Gabo leyó con destornillador ¿Quién, en Bogotá, es capaz de sentarse ahora y con una página elevarnos a una valoración universal sobresaliente, sólo por la manera de escribir o de describir? El Rolo de hoy se distingue, por lo contrario.

    Qué es ser costeño. Ser como Gabo, que le sacó millones a sus personajes y no fue capaz de decirle a alguien en cualquier cena u homenaje, “Hombe, regálame un acueducto para Aracataca donde nací, Regálame una biblioteca” Gabo nunca fue capaz de decirle a todos los hombres importantes del mundo, que tenían tanto dinero y que hablaban tanto de revolución, que le pusieran acueducto, a Aracataca, el lugar donde se le ocurrieron todas las historias, el real Macondo”  Nunca. Gabo siempre tuvo fastidio por Colombia, vivió en México y amaba ir a Cuba para hablar con Castro sobre “La Revolución”. Gabo no le contestaba el saludo a la gente en la calle y los que lo rodeaban,  le decían a uno cuando lo saludaba: “Es que el Maestro, sólo habla con presidentes y ex presidentes” Así me dijeron a mí, en un noticiero donde me contrataron por cómo yo escribía, y que de vez en cuando Gabriel García Márquez, visitaba como un patrón, rodeado de su corte, como finquero mirando los potreros y nosotros sus vacas. En ese noticiero, cuyas oficinas salían a diario en TV, me dejó Gabo con el saludo y la admiración en la boca. Por supuesto una cosa es Gabo y otra su obra. Entonces nuestra identidad debe ser un personaje macondiano y debe estar perdida en el olvido.

    Gabo nunca se volvió a acordar de Aracataca, ese pueblo del que siempre quiso escapar. Pero el éxito de sus personajes, con las y los europeos, lo ataron a ellos. Gabo no fue capaz de regalar, por lo menos, una colección de sus propios libros. Cuando fui a Aracataca, la primera vez, dos cosas me sorprendieron. La belleza de sus mujeres vestidas con ropas vaporosas de colores pastel, debajo de sombrillas, coloridas también, que les daban sombra debajo de ese sol abrasador. Y la pobreza general del pueblo y sobre todo de la casa de la abuela de Gabo, donde había unos libros del premio Nobel, que la misma gente del pueblo donó. El pueblo era en sí el olvido literal de García Márquez. Nunca pude decir eso en mis notas,desde Aracataca, porque el noticiero con el que fui a Aracataca, era donde no me saludaba Gabo y él era uno de los dueños. Y porque hablar mal de Gabo era un pecado mortal. Pero la gente de hoy no va a ofenderse, porque no les gusta leer. Y para ofenderse deberían leer hasta acá esta columna.

    Quizás es que nuestra identidad es más clara por género. En el póster, más reciente, que la U.P.B tiene en las puertas, se ve la imagen de dos estudiantes promedio que la U quiere promocionar, para resaltar sus valores acordes con esta época. No quieren las universidades perder clientes y es bien sabido que el Tusi y el consumo de éste,ha acelerado la deserción universitaria. Total, el póster presenta a un chico lindo con una mochila. Ya. Eso es todo lo que el poster dice del hombre. El hombre es simple. Es una universidad para cualquier hombre. Si estudia este “man”, estudia cualquiera. Eso está bien. Y luego miras a la chica al lado del hombre. Ella es mujer, pero es una mujer con el pelo rapado como skinhead de los 80’s. Ella es afrocolombiana, negra. Pero su afro rapado está teñido de rubio, muy rubio, dorado. Y su ropa la podría llevar él. Es demasiado peso el que carga una mujer para poder simplemente ser, en una foto, hoy en día. Y es mucho lo que resume la agencia de publicidad en un personaje que debe ser de minoría étnica, de integración de todes los géneros, de satisfacción a todes los looks posibles. ¡Abrumador!

    Quizás nuestra identidad seguro está como tribus. En el fútbol, tal vez. Los hinchas del futbol aman con amor fanático a un equipo que cambia cada 6 meses de jugadores. Lo único que permanece en el equipo son los colores del uniforme, porque ni el diseño. Sin embargo en un mundo siempre cambiante usted escucha estadísticas y hay una persona seria, en el equipo de transmisión, que lleva las estadísticas. Ahora hasta vestidos de traje y corbata. Y durante horas hablan y arman polémicas eternas sobre las estadísticas para un partido y para otro. Lo hacenmucho en los mundiales y dicen: Alemania y Colombia se han enfrentado  4 veces con un saldo de dos derrotas y dos empates. Cada que, lo oigo, en los pocos partidos que trato de ver, me siento como viendo a un personaje de humor. Pero no. Es en serio que alguien recibe un pago por sacar esas estadísticas. Colombia de 1990 eran 11 tipos, todos diferentes, de Colombia en 2006. Entonces ¿Cómo es posible agrupar a personas de épocas distintas para sacar un promedio, cuando todos los equipos siempre fueron integrados por personas diferentes? No hay estadística posible. Jamás. Y menos puedes usar el resultado de un partido en 1990 con otro de 2006 para predecir un resultado en 2024. Ridículo. Ridículo, Como la identidad de los hinchas de los equipos de fútbol que cantan cánticos a su equipo, que los de acá copiaron a los de allá en Argentina, que a su vez, habían copiado a los de más allá, en Inglaterra.

    Existe un término para los científicos sociales: La Penetración Cultural. Es algo que sucede cuando un imperio coloniza a otro y lo hace renunciar a sus costumbres, para adquirir las del invasor. El invasor es sinónimo de violador, abusador. Estamos claros. ¿Quién no tiene un árbol de navidad hoy, donde antes hubo un pesebre?: Penetración cultural. El cántico autóctono de mi equipo de fútbol es de Inglaterra, realmente: Penetración cultural. Los norteamericanos y europeos bailando reggaetón, de barrio Antioquia: Penetración cultural a la inversa. El imperio para no perder su clientela, vende lo que gusta en un nicho específico, a todos, masivamente: Penetración cultural. Las mujeres colombianas prostituidas en pantallas de plataformas porno internacionales: Penetración literal y cultural. Todos los jóvenes de todos los barrios, de todas las regiones, de todos los estratos, quieren ser malos o verse como malos y tener amigues malos: Penetración cultural. 

    En el mundo de hoy es imposible tener identidad. Y una nación sin identidad ¿Cómo puede hacer algo o llegar a algún lado? ¿Cómo puede convocar un líder a algo, si no sabemos ni quiénes somos, ni quiénes hemos sido antes? 

    “Todo pueblo que desconoce su pasado está condenado a repetirlo” Algo patético si el pasado es malo. Y el nuestro lo es. Pero es peor aún, un pueblo que además de su pasado, desconoce su presente y su identidad y anda abierto a venderse, en todas las áreas, al peor postor, creyéndolo, el mejor.

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