domingo, abril 27, 2025
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(OPINIÓN) Punto de quiebre. Por: Marta Palacio

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Cuando uno llega a éste mundo, recién nacido, apenas logra diferenciar comodidad e incomodidad, todo dentro de sí mismo,hambre, sueño, dolor… y a medida que va creciendo y aprendiendo, empieza a conocer sus posibilidades, movimientos y ve sus manos, luego los pies, pero también de dónde viene el alimento y los cuidados, empezando a «captar» el entorno.

Interactúa con adultos, que ya tienen su recorrido, conocimiento, sus habilidades y dificultades. Normalmente son personas cariñosas y cuidadosas que lo van guiando en seguridad.

En algunas ocasiones se encuentra con seres que no tienen mucha paciencia y tal vez eso afecta al bebé en su crecimiento, está vulnerable, desarrollando su personalidad. Algunos con infancia feliz, otros no tanto; sin embargo, encontramos personas que crecieron bien, seguros y cuando crecen tienen comportamientos que le causan daño a los demás.
Incluso hay personas que tuvieron infancia difícil y su comportamiento es de hacer el bien en su comunidad.

¿Cuál es el punto de quiebre en el que un ser pasa de hacer el bien a hacer el mal?
Uno pensaría que es el dolor, pero no, muchas personas con mucho dolor hacen un esfuerzo inmenso para hacer siempre el bien.

¿Cuál es la diferencia? El sentirse inferior. El ver a los demás como más fuertes. O con más reconocimiento. Es decir, cuando entra en COMPARACIÓN, no competencia, sino comparación y darle al otro un valor mayor. Sentirse disminuido, que no tiene lo necesario para competir; pero este mundo no es de competencia, es de variedad de seres con diferentes tipos de personalidades y cada uno desarrolla sus fortalezas con consciencia de sus propios talentos, superando errores para aprender.

Aprender de los demás, claro, pero elegir bien es muy importante. La realidad es que cada ser que existe tiene la capacidad de hacerlo entre el bien y el mal. Lo que significa que cada uno toma sus propias decisiones, toma modelos que le den fortaleza en el bien, o se sumerge en ambientes de seres que toman el camino de la comparación sin valorarse a sí mismos.

La humanidad tiene mucho recorrido, se han presentado muchas historias difíciles, que han causado dolor. Sin embargo, la humanidad sigue adelante, precisamente porque ha habido y hay personas que superan el dolor sin rencor, porque lo más importante es la integridad de uno mismo.

En medio de todos los conflictos siempre hay muchas personas que pasan la prueba, porque su fortaleza, independiente de las circunstancias, está en su propio ser. Como ejemplo, podemos ver soldados que cuidan a su pueblo, padres y madres que cuidan a sus hijos, maestros que cuidan los conocimientos que les pasan a sus alumnos. Personal de salud que cuidan sin distinciones, y miles, millones de personas que trabajan honestamente para que todos tengamos una vida digna.

Somos capaces de ser humanos de verdad. El Respeto empieza por uno mismo y se multiplica exponencialmente. Cuidemos ese punto de quiebre que nos hace caer en tentación de entrar en la comparación rencorosa que tanto daño nos causa a todos.
Impezaperdón para TODOS.

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