domingo, abril 20, 2025
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(OPINIÓN) Petro ganará las próximas elecciones para Congreso y Presidencia con la poderosa ayuda de la actual oposición. Por: Juan José Gómez

Es indignante y doloroso tener que admitirlo desde ahora, pero al paso que va la situación política nacional, gracias al egoísmo de los precandidatos presidenciales, de los aspirantes a congresistas o a repetir curul, que en los días que corren dicen militar en la oposición y a la indiferencia o debilidad de los que se presentan como dirigentes de los partidos, el Pacto Histórico o en otras palabras Petro y el petrismo puro y duro, triunfarán en las próximas confrontaciones electorales, sea para la tal consulta popular, para elegir congresistas y para conservar el privilegio de vivir en la Casa de Nariño y todo gracias al condenable personalismo de los politiqueros colombianos, unos seres sin dignidad, sin patriotismo, sin respeto por sus obsecuentes electores y sin conciencia ni moral alguna.

Lo anterior se dice fácil y no asusta tanto cuanto debiera asustar, porque se considera que todavía falta mucho tiempo y al final todo se arreglará de cualquier manera, pero se arreglará; pero sin tener en cuenta para nada que en estas primeras semanas de campaña es mucho el dinero que se gasta en hacerse conocer con proyección nacional, en propaganda y en esfuerzo personal; que con el tiempo que va pasando el gasto aumenta y lo peor de todo es que cada vez es mas profundo el sentimiento personalista de que el precandidato es merecedor del triunfo que se busca, por lo cual nada de arreglos ni transacciones, o si los hay, debe ser la parte del león en empleos y contratos lo que le corresponde al aspirante por desistir, sin mencionar las elevadas sumas de dinero contante y sonante que deben pasar de un bolsillo a otro, lo cual no preocupa al que gasta ya que más temprano que tarde los cuantiosos recursos del estado estarán a su disposición y compensarán lo gastado en el desistimiento.

Y con esta absurda lógica o mejor dicho con esta falta de lógica y de respeto por el bobalicón ciudadano que en cada jornada electoral va y vota como le ha indicado el muy pillo politiquero que lo maneja, es como transcurre cada campaña electoral y como sucederá en las próximas elecciones colombianas cuando los Gustavos Petro y Bolívar, Benedetti, Roy Barreras, Morris y toda la caterva de izquierdistas caviar que actualmente detentan el gobierno, se impondrán una vez más, en parte por el egoísmo de los supuestos dirigentes políticos opositores que solo quieren mandar y medrar; en parte por el dinero de
todos los colombianos que el gobierno gastará en menoscabo de los innumerables compatriotas que abominamos de Petro y su clientela y en parte por la debilidad
o falta de liderazgo efectivo de los dirigentes de los partidos políticos que no conocen o deliberadamente ignoran los estatutos de su colectividad, y por consiguiente no imponen correctivos a la conducta traicionera de algunos de sus copartidarios.

De tal manera es como la Colombia decente y talvez lenta en cambiar lo que debe ser cambiado, pero democrática y bien intencionada en el bienestar de sus nacionales, es como una vez más perderá el prestigio conquistado en algo más de dos siglos de duras luchas y seguirá cautiva en las garras de unos pésimos colombianos que con mentiras y falsas promesas y con el inmoderado gasto y derroche de los recursos nacionales, logran votos que les permitan vivir como potentados, adueñarse de los medios de comunicación oficiales que se superponen a los privados para mantener vigente el engaño al pueblo manso;
practicar una política de decrecimiento y de retorno al subdesarrollo integral y perseguir a sus verdaderos opositores, que son los que denuncian sin miedo las tropelías que un día y otro también cometen en perjuicio de la Nación.

Hace poco se publicó la noticia de que en el Centro Democrático cuatro de los cinco precandidatos presidenciales tuvieron un serio desencuentro con el quinto por quisicosas de mecánica política y es porque el jefe de ese partido, un ilustre colombiano que realmente le ha servido al país, anda demasiado ocupado en defenderse de los aleves ataques de sus enemigos comunistas, -que son los mismos que los de la Patria- han montado contra él, con la posible colaboración de magistrados y fiscales que, al parecer, se prestaron para esta sucia jugada, lo cual seguramente le impide ocuparse de los asuntos disciplinarios de su partido.

En el liberalismo, el expresidente César Gaviria ha propuesto y repetido que está dispuesto a entrar en una coalición para elegir candidato único a la Presidencia, pero nadie con responsabilidad le ha respondido y mientras tanto, muchos de los congresistas de las bancadas liberales desafían su autoridad y se han pasado al sector petrista, votando los perjudiciales proyectos presentados por el gobierno o haciendo el quorum en comisiones y plenarias donde estos esperpentos se analizan y a veces se aprueban.

En Cambio Radical, Vargas Lleras, el jefe, se ha decidido por la verdadera oposición y por ser parte de la coalición antipetrista y también es partidario de escoger candidato único a la Presidencia. En esa colectividad, aparentemente hay mejor disciplina de los congresistas, aunque no faltan excepciones. Pero tampoco se ha dado respuesta a las propuestas del jefe, que además es precandidato.

En el partido Conservador, lamentablemente el mal ejemplo dado por el senador antioqueño Trujillo, junto con otros congresistas como un tal Manzur y un tal Ape
Cuello, entre otros, ha puesto en ridículo al partido que se supone derechista y diametralmente opuesto al petrismo, ya que sin pudor alguno y en contravía de la
ideología conservadora, ostensiblemente se han aliado con Petro y hasta han hecho parte de su gobierno.

En cuanto al Presidente del Senado y de esa colectividad, el “Fincho” Cepeda, es cierto que públicamente ha tenido muchos desencuentros con Petro, pero que estemos enterados ni él ni el directorio que preside se han manifestado sobre la necesidad de una coalición para señalar candidato único a la Presidencia de la República.

Del partido de la U poco o nada puede decirse ya que es bien sabido que, en un domingo electoral, más o menos a las siete o siete y treinta de la noche, sus dirigentes y congresistas preguntan a cuantos crean que pueden informarles: ¿Quiénes vamos ganando? Y cuando obtiene la respuesta exacta, manifiestan muy convencidos su felicitación y su adhesión al triunfador.

En todos los partidos existe la idea de que “esta vez” si hay posibilidades de que un candidato suyo pueda triunfar y ser Presidente. ¡Cuan equivocados están! El candidato a la Presidencia ha de ser de coalición o no será. Esto parece saberlo la totalidad de la dirigencia que actualmente se inclina por la oposición al petrismo gubernamental, pero nadie hace nada, se limita a escuchar o a dar declaraciones públicas de una increíble ambigüedad ante el temor a comprometerse. Pero eso no es óbice para que sigan alentando las precandidaturas sueltas, lo cual si bien se analiza no es del todo malo, solo que no existe, como debiera existir, un compromiso previo y sólido de la colectividad y del precandidato de que su aspiración únicamente llegará hasta el momento en que los partidos acuerden seleccionar un candidato único, entre los precandidatos que han venido
adelantando campaña y al igual que pasó con el Frente Nacional con los partidos, el candidato triunfante ya presidente formará también un gobierno de coalición.

Si no es así, entonces, “amigas y amigos” (como en su época decía el presidente Lleras Restrepo), preparémonos tristes, desmotivados, temerosos y hondamente preocupados por la suerte de la República, a un cuatrienio y muchos cuatrienios más de gobierno del Pacto Histórico, o petrismo, o socialismo del siglo XXI, o comunismo, que en fin de cuentas es el verdadero nombre de la izquierda representada por los Gustavos Petro y Bolívar, Armandito Benedetti, Roy Barreras, Hollman Morris y demás figurones de la izquierda caviar colombiana.

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