miércoles, mayo 14, 2025
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(OPINIÓN) Petro es el pasado. Por: Santiago Valencia González

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Hace poco, navegando por redes sociales, me encontré con una bellísima fábula. Me llamó mucho la atención, pero sobre todo me cautivó su mensaje, tan actual y oportuno en su enseñanza. Desconozco su autor u origen, pero decía algo así:
Un día, el tigre y el burro discutían acaloradamente sobre el color del pasto.

El burro insistía con vehemencia en que el pasto era azul, sin importar cuánto el tigre lo contradijera, incluso con estudios y evidencias que demostraban que el pasto es verde.

Tras muchas horas de discusión y ya cansado, el tigre decidió acudir con el burro ante el rey león para zanjar el debate de una vez por todas.
Cuando le expusieron el caso al león y le preguntaron de qué color era el pasto, su respuesta dejó a todos perplejos: el burro salió feliz dando brincos, y el tigre, indignado. El león había dicho, sin dudar, que el pasto era azul.

El tigre, sorprendido, reclamó al rey por no decir la verdad. Entonces, el león le respondió:
—Efectivamente, el pasto es verde. Pero no tiene sentido discutir con un burro al que no le interesa la verdad. Solo quiere tener la razón. Lo realmente grave no es que el burro se equivoque, sino que tú hayas perdido tu tiempo intentando convencerlo.
Así nos ha pasado a los colombianos en los últimos años con Petro. Ha despreciado lo técnico, ha rechazado los datos y los hechos, ha impuesto su visión ideológica como si fuera un dogma incuestionable. Nos ha arrastrado a un juego absurdo de polarización y confrontación, todo con el propósito de seguir promoviendo su agenda y, sobre todo, de perpetuarse en el poder, quizás incluso en cuerpo ajeno.

A Petro no le interesan realmente los derechos de los trabajadores. Busca sus votos llenándose de falsas expectativas, como en el caso del pago extra por domingos y festivos. Nadie en su sano juicio se opondría a una mejora laboral, si no fuera porque esta medida, mal planteada, encarece en más de un 30% los costos de contratación para los empleadores, provocando finalmente pérdida de empleos y más informalidad, es decir, más trabajadores sin derechos.

Petro no gobierna: hace campaña. Se siente cómodo en el debate y en la agitación política, no en la administración del país. Prefiere usar recursos públicos no para gobernar, sino para activar una consulta populista que, en realidad, es el punto de partida de su nueva campaña presidencial. Y debe hacerlo así, porque los resultados de su gobierno no solo son decepcionantes, sino profundamente preocupantes: colapsó el sistema de salud, regresó la inseguridad, escasea el empleo y la educación gratuita para todos nunca llegó.

No seamos como el tigre. No caigamos en la trampa de la confrontación interminable. La mejor respuesta es ignorar la consulta, no votarla. Petro ya es el pasado. Tiene el sol a sus espaldas.

Hoy, más que nunca, es momento de mirar hacia adelante. De construir una plataforma que recupere a Colombia con propuestas serias y viables en seguridad, empleo, salud y educación. Propuestas que nos devuelvan la esperanza.

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