domingo, noviembre 2, 2025
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(OPINIÓN) Perpetuar prostíbulos. Por: Juan Ortiz Osorno

El Parque Lleras es la radiografía de la realidad de Medellín y de Colombia: En 1.930, el Banco Central Hipotecario desarrolló un proyecto de casas muy cómodas debajo de frondosos árboles hermosos, en el sector de El Poblado. El gerente del banco se llamaba Julio Eduardo Lleras, así que el parque fue nombrado con su apellido: Parque Lleras.

Le pareció ideal a Don Julio ser recordado en ese bello lugar. Fue un barrio tranquilo y aislado, por 60 años, hasta los 90’s cuando unos chicos con raros peinados nuevos abrieron cafés y el espacio comercial junto al parque. Luego vinieron restaurantes de locales amplios y comidas distintas a frijoles.

En el 2.001 una bomba voló todo y la reconstrucción abrió el espacio a los locales de rumba. Los restaurantes desaparecieron para dar paso a bares de reguetón, donde las chicas se paraban en la puerta a promocionar la entrada. Las autoridades hallaron esto violatorio y actuaron: Les dijeron a los bares, que tener chicas adentro era ser prostíbulo y que eso ahí no era legal. Entonces los dueños de los locales sacaron a las chicas a la calle y eran tantas que llenaron el parque. Con el parque lleno de prostitutas, los extranjeros de turismo sexual fueron felices y empezaron a inundarnos y a pagar más por todo, legal e ilegal.

La ciudad entera se indignó de que el Parque Lleras estuviera convertido en un prostíbulo al aire libre. ¡Qué diría don Julio Eduardo Lleras, gerente del BCH!, y entonces las autoridades actuaron: Sacaron los autos del parque. Lo volvieron peatonal. En cada esquina de ingreso al parque pusieron policías y así las prostitutas, hoy mujeres empoderadas, tanto paisas, como caleñas, chocoanas, cucuteñas, bumanguesas, venezolanas, quedaron cómodas y bien vigiladas y sus clientes también.

El dinero en efectivo siguió llegando y resultó ideal tener un bar en el Lleras para lavar. Porque a Colombia, a Medellín y al Lleras, no vienen solo pedófilos y depravados, también vienen delincuentes de otros delitos que encuentran la ciudad ideal para montar oficina de lavado mientras meten tusi y llaman a unas niñas.

Recientes denuncias, de uno de los propietarios de dos bares muy rentables del Parque Lleras, retratan al Lleras como el universo de la peor corrupción. Laurens Mejía dice haber fundado su primer bar con una inversión de 20 millones de pesos. Hoy dice poseer una empresa de 7 mil millones de pesos. Algo que él encuentra lógico, toda vez que por noche dice facturar 180 millones de pesos en promedio, vendiendo lo que él denomina “Experiencias” Su esposa, una huérfana de padre y madre, era la cara de los bares, en sus relaciones públicas y sociales, que llegaron hasta la Alcaldía.

En el tiempo de Quintero, Laurens lideró un grupo de empresarios inversionistas que pretendían declarar al Parque Lleras, Zona de Tolerancia. Es decir, declarar legalmente el espacio del Parque Lleras como el sitio oficial, vigilado y con garantías para que el turismo sexual fuese aglutinado en un solo lugar, llenando de beneficios de seguridad a los turistas y volviendo multimillonarios a estos inversionistas, uno de ellos hoy extraditado y en la cárcel.

Con el cambio de la Alcaldía, la presión recayó en Fico y todos los paisas pensamos que por fin se iba a acabar el Parque Lleras como prostíbulo. Pero no. Fico no cerró ningún lugar, pero sí llenó al Parque Lleras de todo tipo de vigilancia, tanto de la policía como de funcionarios, cientos, de la Alcaldía, de Secretarías de Seguridad, de Convivencia, de Movilidad, de Inclusión Social, de Derechos Humanos, de Movilidad, etc. Según el empresario, el cambio de estrategia de Fico fue muy positivo para ellos al inicio, hasta que algunas de esas autoridades solicitaron el apoyo de los dueños de los negocios.

El empresario contó que todo empezó con gasolina y repuestos a las patrullas y pasó a dádivas millonarias en sobres, consignaciones en cuentas, pago de facturas de reparaciones de vehículos particulares, compra de pasajes, hoteles para ciertas personas, en ciertos cargos. Si lo denunciado es verdad, estas personas, en estos cargos, han conformado un cartel legal que no solo es corrupto, sino que mantiene y preserva el status del Lleras como prostíbulo, en el que incluso, según las denuncias, miembros de las autoridades, que deberían vigilar, son socios de estos negocios que dejan ganancias multimillonarias y que permiten el lavado de activos, de una manera ideal.

El empresario contó al periodista Larry Hoyos, en la entrevista casera, más reveladora, todo este entramado, porque la esposa del empresario, fue bautizada con el alias de La Madrina y fue una de las detenidas por presuntamente secuestrar a unos clientes, mientras traían el dinero para pagar unas cuentas cuantiosas. Si lo que este empresario, típico de la nueva casta de empresarios paisas, que está ahí en el Parque Lleras, haciéndose millonario desde el 2020, dice, es verdad, se trata de una entramada red de extorsión. No, de las mafias de lo ilegal sino de ciertas personas que ocupan ciertos cargos y que como autoridad pueden cerrar un bar u ordenarle inspecciones y multas, que se evitan y te dejan trabajar, solo si les concedes todos los caprichos personales que se les ocurren, como compras, cuentas en restaurantes, abastecer el licor para fiestas privadas totalmente gratis, pagar tiquetes de avión en primera clase, hoteles y planes vacacionales. El empresario que denuncia dice tener prueba de todo y muestra fotos y videos. Habla, claramente, para quitarle la presión a su esposa que considera inocente, aunque las autoridades la sindiquen de secuestro extorsivo agravado.

El empresario afirma que su esposa es huérfana y que, por el contrario, lo que ha hecho es ayudar a decenas de personas y afirma que cada vez que una persona honesta viene a legislar a favor de las prostitutas del Parque Lleras, es removida del cargo. Llega incluso a denunciar que hay personas que surten el Parque Lleras con niñas que vuelven prostitutas, luego de sacarlas de hogares de Bienestar Familiar y dice recibir amenazas con que el ICBF le quitará a su hija, para ser mandada a uno de estos hogares del ICBF, que él denuncia.

Este universo narrativo perverso parece una trama concebida por el creador de El Mecanismo, la serie que muestra la corrupción en Brasil, pero con un toque pervertido y perverso, único, al concluir que todo este universo distópico, gira y se sostiene, alrededor de la prostitución de niñas y mujeres que nadie ayuda ni reconoce ni emplea. Todo existe por la concepción de Medellín como el paraíso por la puta fácil, con drogas baratas, en primavera. Si esa sola idea no existiera, todos esos negocios turbios no existirían. Es esta idea internacional la que hace que el tráfico de niñas se dé, que la prostitución adulta se dé, que sea una cosa normalizada y aspiracional. Es esa idea la que hace que los dineros y los bandidos de otras actividades ilícitas vengan a lavar a Medellín. Esa es la cara real de las cifras de éxito turístico y desarrollo que orgullosos muestran todos los políticos en Medellín y Colombia. Miles de millones hechos sobre niñas y jóvenes prostituidas, que nadie emplea y que tiran a la calle a trabajar, porque ningún partido,, ni líder de ningún gobierno, ha hecho nada por competirle a la oferta de la prostitución.

Desapareció el apacible Parque Lleras para dar paso a un lugar donde se denuncia que se trafica con menores, donde es obvio que se lava. Mucho. Que se prostituye, que sé escopolamina, que se acaba con la niñez y la juventud de la ciudad, pero sobre todo, donde salta a la vista, que ningún alcalde es capaz de gobernar, donde nunca un alcalde hace nada, ni de la izquierda ni de la derecha, porque no existe tal cosa como ideas de izquierda y de derecha. Solo hay ideas buenas e ideas malas. Y tener al Parque Lleras y a la ciudad de Medellín abierta como prostíbulo internacional no es una buena idea y no lo será nunca, jamás, por más dinero que a los carteles, a los que estén en el Concejo, en las Secretarias, en las Alcaldías, en la Policía, en los bares, en las redes de escopolamina, en las redes de secuestro exprés, les dé.

El Parque Lleras es la radiografía perfecta del deterioro de la realidad de Medellín y de Colombia. Y la muestra palpable de que ningún gobierno, realmente, hace nada más que preservar la corrupción y los beneficios personales de los empresarios de turno y de las autoridades que estos financian, desde sus campañas, para luego en sus gobiernos, “perpetuar” negocios que a la ciudad y al país solo hacen mal, pero a ellos y a sus amigos, hacen multimillonarios. Eso explica por qué en 1.990 los consumidores de droga iban a la misma esquina que van hoy, en el 2025, a comprar sus drogas, sin que la policía, político o candidato, hayan visto nunca esa olla crecer. Y es lo que hacen todas las autoridades sin importar el bando: “Perpetuar” al Lleras como zona de prostitución, como escenario ideal de lavado de dinero.

La corrupción es por definición desagradable e ilegal, pero la corrupción y el enriquecimiento desmedido, sobre la prostitución de miles de niñas y jóvenes, paisas y extranjeras, debería ser condenable a la máxima pena legal. ¡Cuánto desearía hoy, don Julio Eduardo Lleras, que su apellido fuera retirado y no fuera asociado a este inmundo lugar!

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