Un sistema democrático estable solo rueda sobre dos rieles: Libertad con respeto a la ley, y una justicia justa, efectiva, pronta, independiente y transparente.
Por lo general las naciones no mueren y los países subsisten todo tipo de disputas por el poder. No pasa lo mismo con la hacienda pública ni con los sectores productivos empresariales y sus capitales finitos que, cuando se derrumban, terminan las naciones esclavizadas dentro de sus países, y los Estados controlados por gobiernos dictatoriales.
¿Cómo se puede salvar la democracia con una justicia secuestrada ideológica y económicamente, cuando la ilegalidad le va ganando el pulso a la legalidad?
¿Cuál es el punto de no retorno en la administración del empobrecimiento de todo lo lícito, cuando la justicia no es eficaz y el Estado no ejerce el monopolio de las armas, ni ofrece total garantía de seguridad pues las fuerzas armadas no pueden defender los ciudadanos ni la soberanía territorial; cuando los legisladores y administradores que deben facilitar el crecimiento económico se roban y malgastan los recursos públicos, y espantan la inversión privada dejando el erario con un déficit social y económico inmanejable?
La gran paradoja colombiana es, qué tenemos lo peor de la sociedad al comando de la nave política, cuando somos un país lleno de gente buena, laboriosa, capaz e ingeniosa que está en el anonimato, mientras el país sobrepasó los extremos del péndulo democrático dentro del marco de la legalidad. Y ello se debe a que la sociedad está controlada por una clase política y dirigente a la que realmente no les importan los niños, la naturaleza, las aguas y la biodiversidad, lo social ni la gobernanza de la cosa pública. Con pocas excepciones solo importa el enriquecimiento personal, y parece que pasaron de moda la ética, los valores cívicos, patrióticos y la familia.
Estamos distraídos con unas elecciones que, si se dan, no han de ser limpias, mientras el gobierno promueve la impunidad y auspicia el terrorismo, el narcotráfico y las organizaciones criminales, navegamos en cocaína, contrabando, minería ilegal, remesas por 14 billones de los cuales se estima que el 40% es lavado del narcotráfico, aumentan la corrupción y una formación de capitales ilícitos que le va robando espacio a la inversión económica y a los capitales contribuyentes que generan empleos formales.
Si nuestra sociedad no se resuelve a eliminar la minería ilegal y la deforestación para la producción de coca que destruyen el medio ambiente y las riquezas minerales, y mientras las exportaciones de cocaína que en 2010 fueron 150 toneladas año y que en 2023 subieron a 1,816 toneladas año; el narcoterrorismo tendrá el control territorial de las fronteras y la mitad de los municipios, y la corrupción, la desnutrición infantil, el secuestro de menores y de adultos, la violencia intrafamiliar, la inseguridad y el delito, las matanzas de militares y civiles, seguirán aumentando de manera exponencial.
Dicho lo anterior, y considerando el momento y el gobierno que tenemos, hay que preguntarnos si existe la posibilidad un autogolpe pensando en las condiciones necesarias que tratan los analistas británicos al respecto:
- Respaldo del Gabinete. Aquí los ministros son empleos temporales y los cambian más que los calzoncillos del gobernante.
- Respaldo de las Fuerzas Militares. Aquí las debilitaron y desmoralizaron, sacaron los oficiales operativos, a los nuevos les deben los ascensos, las fuerzas están igualadas jurídicamente a los delincuentes, tienen orden de no contener los disturbios provocados por el posible golpista, y ahora van a trabajar con las FARC-EP en el Catatumbo y en la franja fronteriza.
- Respaldo popular. Según las encuestas Petro y sus aliados tienen cuenteado y/o fletado más del 30% en los estratos 2 y 3 donde están el 70% de los votantes, y lo que les falte lo compran con subsidios o se lo inventan creando caos en redes y en la calle como en 2021.
¿Será factible que consigan dos votos más y cierren el Congreso antes de las elecciones?
Ya el gobierno tiene mayoría en la Corte. Además, por fuera de la política, el país productivo no tiene un frente unido que se haga respetar. Acusaron de mafioso al presidente de la ANDI y los principales líderes empresariales ciegos y sordomudos, cuando deberían estar armando una protesta mediática y yendo a poner presión a las cortes, a los entes de control, al propio parlamento y las fuerzas armadas, explicándoles quienes pagan los impuestos con los que opera el Estado y se pagan los sueldos en el país, y exigiendo que hagan valer la Constitución y las leyes cuando estas sean violentadas por quienes abusen de su condición de ser elegidos por mandato popular y ostentan el poder bajo el propósito común de terminar con todo lo que la Nación con mucha dificultad ha construido en más de 215 años de libertad.