Cuando tenía apenas cuatro años, Miguel Uribe perdió a su madre, Diana Turbay, víctima de la violencia que marcó una época oscura en nuestro país. Hoy, 34 años después, su hijo de tres años está a punto de vivir la misma tragedia, luego de que un sicario atentara de forma cobarde contra Miguel cuando se dirigía a una multitud esperanzada en la localidad de Fontibón, en Bogotá. Colombia parece estar atrapada en un ciclo de violencia que nos devuelve a los años 90, cuando la política y la sociedad eran silenciadas por el miedo.
Miguel Uribe Turbay no es solo un político. Es un padre de familia, un buen hijo, un amigo leal y un servidor público comprometido. Ha sido secretario de gobierno de Bogotá, concejal y senador, pero más allá de sus credenciales, es el tipo de líder que Colombia necesita. Un hombre con tesón, cuya historia personal le ha dado propósito, energía y fuerza para luchar por un país que, en ocasiones, parece perdido.
Conozco a Miguel de toda la vida. Es mi primo, 10 años menor. Sé que su lucha no es por poder ni reconocimiento, sino por hacer de Colombia un país vivible para sus hijos y para todos los colombianos. Es un hombre que siente en carne propia las desigualdades, pero también la frustración de ver a tantos compatriotas impedidos de trabajar por sus sueños y por el bienestar de sus familias.
Hoy enfrentamos una paradoja dolorosa: nuevamente debemos preguntarnos cómo luchar por Colombia y desde dónde, porque salir a las calles se ha vuelto tan peligroso como en los años 90. La política ciudadana en la plaza pública es casi imposible, la inseguridad está desbordada y las garantías de una sociedad pacífica se han desvanecido.
A pesar de ello, Miguel ha puesto su vida en riesgo por los colombianos. Como senador, ha trabajado incansablemente, y ahora, en su carrera por la presidencia, demuestra que su compromiso con el país es inquebrantable. A su corta edad, con el vigor de la juventud y 15 años de experiencia en el servicio público, es un digno representante de los colombianos.
Miguel se va a recuperar de este infame intento de homicidio. Su carácter, su determinación y su amor por Colombia son más fuertes que la violencia que busca callarlo. No tengo dudas: seguirá siendo una pieza fundamental en el futuro de nuestra nación, porque Colombia no necesita más miedo ni más silencios.
Colombia no necesita más asesinos. No necesita más delincuentes. Colombia necesita más Migueles Uribes, más líderes con convicción, con valentía, con el deseo genuino de transformar la nación. Porque si seguimos permitiendo que la violencia dicte el rumbo de nuestro país, estaremos condenados a repetir la historia una y otra vez.
Me consta cada palabra que he escrito.
Tu primo,
Cristian Halaby