lunes, junio 2, 2025
InicioOpiniónLaura Mejía(OPINIÓN) Los que hacen patria sin que nadie los mire. Por: Laura...

(OPINIÓN) Los que hacen patria sin que nadie los mire. Por: Laura Mejía

Me gusta el poder de quienes no necesitan ser vistos para hacer que las cosas pasen.
El de quienes no hablan de liderazgo, pero lo ejercen todos los días.
El poder de quienes suman, aunque no estén en un cargo de “alto nivel”.
De los que no encajan en la foto oficial, pero sí en el alma de los procesos.

Personas que lideran sin pedir permiso. Que sostienen equipos, impulsan ideas, cuidan entornos, abren caminos. Porque lo sienten. Porque creen…

Y, a veces, son invisibles. O peor: subestimados.
Porque no están en la junta directiva. Porque no compiten.
Porque no tienen una tarjeta que diga “CEO” o “Presidente”.
Pero tienen algo mucho más valioso: credibilidad. Coherencia. Humanidad.

A veces, cuando alguien los admira, aparece otro que los desacredita: “¿por qué tanto alboroto si no ha llegado tan lejos?”, dicen. Como si el impacto se midiera por el tamaño del cargo, no por la profundidad del efecto que dejan.

Ellos construyen país. Porque patria no es una palabra para gritar el 20 de julio, es una acción que se repite todos los días. Es una decisión ética. De hacer bien las cosas aunque nadie lo vea.

Pero lo cierto es que estos líderes, los incómodos, los reales, hacen más que muchos con poder formal. Porque construyen desde el sentido. Porque no necesitan imponerse para transformar. Porque no están pendientes de la posición, sino del propósito.

Y sí, a veces incomodan. Porque no obedecen lo que no tiene lógica. Porque cuestionan. Porque no se prestan para el juego del aplauso fácil.

Hay personas que no necesitan grandes escenarios para dar pasos firmes. No tienen micrófonos, pero cada decisión que toman deja huella.
No ocupan cargos de poder, pero su sola presencia transforma.
Su liderazgo constante y honesto, construye país todos los días. Sin permiso. Sin aplausos. Sin esperar nada a cambio.

No están en campaña, no buscan votos, no quieren un cargo.
Su liderazgo no nace de la ambición, sino del sentido.
No operan desde el ego, sino desde el vínculo.
Porque entendieron que hacer patria es, sobre todo, hacer humanidad.
Es elegir cada día no volverse indiferente.
Es comprometerse con lo pequeño, con lo inmediato, con lo que sí se puede cambiar, aunque sea solo una vida.

Ellos no lideran con discursos. Lideran con presencia.
No administran poder, pero sí lo transforman.
No imponen. Acompañan.
No prometen. Hacen.

A ellos va esta columna.
A quienes no necesitan aplausos para construir país.
A quienes nos recuerdan, sin decirlo, que el poder más grande no siempre se nota, pero siempre se siente.
Mi admiración profunda.

Y a todos nosotros, una certeza que vale la pena abrazar:
no hay que ocupar un cargo para liderar, ni tener un micrófono para inspirar.
Lo que de verdad transforma, muchas veces, no hace ruido. Pero deja raíz.

Ojalá sepamos verlos y cuidarlos.
Y ojalá seamos más los que, como ellos, decidamos hacer patria en lo cotidiano,
sin permiso, sin alarde…
pero con sentido.

ÚLTIMAS NOTICIAS