El pasado sábado 21 de junio, Petro visitó a Medellín y no fue una visita amable como siempre lo han sido las visitas de los presidentes a la Bella Villa. Fue una visita desafiante, agresiva y acompañada de delincuentes.
Ni una obra para inaugurar, ni una obra en avance para visitar, ni un proyecto para anunciar, nada para Medellín. Nada, porque eso es lo que Petro le ha dado a Medellín, nada.
Petro fue a hablar de oligarcas y pobres, y a desafiar al alcalde Federico Gutiérrez, empeñado en recuperar la ciudad del desastre en que la dejó Daniel Quintero, que también acompañó a Petro en la concentración de la Alpujarra.
A eso fue, solo a eso, por qué Medellín no le debe ninguna de sus obras de desarrollo al gobierno Petro, que al contrario le quitó todos los recursos para infraestructura no solo a Medellín, sino a Antioquia.
Otros eran los tiempos en que el primer mandatario era recibido con alborozo por el Alcalde y el Gobernador.
Aquí llegó rodeado de escoltas y de una policía que lo acompañó después de recibir, como nunca antes, una andanada de amenazas que desautorizaban la autoridad del alcalde Fico. Una visita a la berraca, y además rodeado de los delincuentes de la oficina de Envigado que salieron de la cárcel a acompañar la payasada de la Alpujarra.
Los paisas quedaron horrorizados al ver al primer mandatario rodeado de estos peligrosos delincuentes, eso no tiene antecedentes en la historia del país. Una visita donde los anfitriones no fueron el Alcalde ni el Gobernador; fueron los jefes presos y condenados de la delincuencia antioqueña.
Tom, Pesebre, Douglas, y en total nueve jefes criminales fueron los invitados de Gustavo Petro a esa concentración. ¿Qué tal esa? El auditorio fue transportado, pagado y alimentado.
Primera vez que Medellín, escucha un coro que decía: Fuera Fico, era un libreto preparado por los organizadores del combo de Pinturita que odia a Fico porque, sin duda alguna, lo va a meter a la cárcel.
Los temas de ese largo, pesado y aburridor discurso nada que ver con Medellín, sus necesidades y proyectos. Nada.
Habló de que los pobres se merecían una vivienda digna, pero olvidó que fue él mismo, Gustavo Petro, el que dejó sin recursos al programa Casa Mía, que le daba un apoyo de $ 42.000.000 millones al comprador de su primera casa. Acabó con la vivienda de los pobres.
¿Cómo entonces predica de sus pecados? Así como acabó con los créditos del ICETEX, no mide ni sus palabras, no vale la pena desgastarse más hablando de las mil barbaridades de este gobierno.
Petro llegó a Medellín chiflado en la calle y se va de Medellín en iguales condiciones y no le deja nada a Medellín, solo odio. Ese es su producto estrella.
