Cualquier acto vandálico se podría justificar por “el estado de ira e intenso dolor” que tiene el que lo comete. La abogada y columnista Ana Bejarano justificó hace unos días actos de vandalismo cometidos por algunas mujeres en el Día de la Mujer porque “…si hay un colectivo que tiene derecho a tener rabia es el feminismo”. Refiriéndose a esos actos vandálicos ha dicho también, ”… no los puedo censurar, me parece legítimo en este país tan injusto donde hay muchos feminicidios”.
Nadie podría desconocer que la lucha de las mujeres es una lucha más que justificada, que no solo tiene que ver con el andamiaje legal sino que implica impulsar cambios mucho más complejos y difíciles, relacionados ya con la búsqueda de modificaciones de fondo en la cultura, en la forma de vivir y de relacionarnos los seres humanos…Sería la revolución más profunda en milenios. Pero este es otro tema, que en algún momento quisiera tratar (se me ocurre algo: dado que el movimiento feminista no es contra los hombres sino contra el machismo, creo que sería beneficioso para hombres y mujeres que se diera también un movimiento feminista de hombres…que interesantes y enriquecedores serían los diálogos entre el movimiento feminista de mujeres y el movimiento feminista de hombres ¿Por qué no? Pero, como decía, este es otro tema).
Volviendo al comienzo, según está implícito en lo dicho por Bejarano, la rabia es patente de corso para destruir lo que le venga en gana a quien la siente. Y el problema grande es que en nuestra Colombia no solo las mujeres tienen rabia…también la tienen los negros, los blancos, los indígenas. Los maestros y los estudiantes. Tienen rabia los funcionarios, los operarios, los empresarios. Rabia los agricultores, rabia los finqueros , rabia los campesinos, rabia los ganaderos, rabia los transportadores, rabia los choferes, rabia los taxistas, rabia los pacientes, rabia los médicos; rabia los constructores, rabia los ninis, rabia los sindicatos…Todos con sus razones.
Las redes sociales exhuman rabia. Tenemos incluso una rabia oficial: el Presidente tiene rabia en la madrugada, rabia en el día y rabia en la noche. Bodegueros contratados esparcen esa rabia 7 x 24 (se les paga con la vaca que ponemos todos, qué rabia).
Y cualquier atropello, desmán o acto antisocial de algún rabioso, se podría justificar entonces por el “estado de ira e intenso dolor” que tiene el rabioso de turno (hay que salir a votar berraco).
En este país todos, menos los perros (?)*, tenemos rabia. ¿Tendremos futuro ?
