Aunque todos en Colombia tenemos la certeza comprobada por el Consejo Nacional Electoral, de que la campaña presidencial del candidato Gustavo Petro, violó los topes de campaña y que por consiguiente pierde el cargo, como ordena la Constitución Nacional, los colombianos estamos divididos entre quienes exigen el cumplimiento de la sanción constitucional y retirar del cargo al Presidente y entre quienes temen que la aplicación de la ley conduzca al cumplimiento de las amenazas de incendiar el país como ya lo ha hecho, que para defenderse, el Presidente continuamente profiere llamando golpe de Estado blando al cumplimiento de la ley.
Estos últimos prefieren que el Presidente termine su período. En realidad, estamos jugándonos la democracia y la Libertad frente a un enemigo en el poder que juega con la amenaza terrorista, juego que domina por su trayectoria y por las concesiones que el terrorismo ha obtenido en Colombia, tan protuberantes, que por ellas este señor es Presidente y los criminales de lesa humanidad de las Farc derribaron la justicia y tienen el privilegio de participar en el poder legislativo.
Estas concesiones al terrorismo no son tales para ellos sino logros obtenidos a sangre y fuego hasta llegar al poder que ya consiguieron. Error pues es creer que con dejar de aplicar la ley y la Constitución que los saca del poder, se lograría recuperarlo posiblemente en las urnas en el 2026; porque ya los colombianos están acostumbrados a las trampas como el fast track para pisotear su voluntad, y las están practicando; trampa es ganar las elecciones excediendo los topes de financiación, trampa es conseguir recursos y apoyos populares de los bandidos en las cárceles, trampa es gobernar comprando congresistas con toda la corrupción comprobada, trampa es conformar una Corte Constitucional de la misma manera y trampa será lograr la extensión del período de este Presidente extendiendo primero el acuerdo de paz con las Farc que le sirve de argumento seguramente como requisito para darle cumplimiento “a cabalidad”.
Dejarlo terminar es consentir todas las trampas. No puedo dejar de observar a nuestros muy capacitados políticos con pocas excepciones como muñequitos manipulados, mientras Colombia se hunde en el neo comunismo criminal.
Y algo más, en el supuesto de que se puedan realizar elecciones libres, con la penetración terrorista en las regiones que alcanzarán a dominar en el tiempo que falta, el control de la Fiscalía, la Procuraduría, la Corte Constitucional y la Registraduría que pretenden, y la garantía democrática que ofrece un Presidente terrorista, que piensa que haber llegado al poder después de 50 o 60 años de lucha armada es para quedarse, no podemos ser tan ingenuos para creer que nos resultará a las maravillas la recuperación de la Presidencia.
Y no aplicar el Artículo 109 de la Constitución no garantiza que de todos modos no vayan a incendiar el país durante las elecciones.
Nuestros distinguido divisionistas que optan por abstenerse de aplicar la ley y la Constitución por temor a que incendien el país, nos van a someter de todos modos a la voluntad del terrorista en el poder.