Comienzo diciendo que he sido un fiel y gran admirador del fallecido Papa Francisco, lo que también me ha causado inconvenientes, enemistades y perjuicios. Algunos buenos amigos, personas de fe mantuvieron gran desconfianza y animadversión frente a las posiciones de Francisco respecto a su apertura de pensamiento y corazón. No entendían que este jesuita hombre de provincia, cuya misión pastoral en gran parte de su vida sacerdotal como seminarista, presbítero, provincial, prelado y Papa, se debió al ejercicio del evangelio a imitación de Cristo, por eso ha sido llamado el Papa de la Misericordia.
Algunas personas lo señalaban como la llegada del antipapa que le estaba abriendo el camino a la venida del anticristo, versión pueril además de tendenciosa a creencias extremadamente fanáticas, propias de movimientos anticlericales y fundamentalistas. Expreso que fui victima de mantenerme fiel a mi Iglesia Católica Romana y al Santo Papa, no aceptando, participando ni promoviendo jamás de aquellas teorías nocivas a la fe de los católicos.
Es el caso que, habiendo sido promotor, gestor, cofundador y director del canal de televisión católica Teleamiga al que le entregué 20 años de mi vida, el doctor José Galat (qepd) como Rector de la Universidad La Gran Colombia, aportante económica a la Fundación Ictus operadora del canal y él como Presidente de la Junta Directiva, me despojaron abruptamente de mis derechos morales y económicos del canal, por colocarme contrario a sus ideas y respaldar al Papa Francisco en comunión y obediencia con nuestra Iglesia Católica. Jamás acepté los programas que el Doctor Galat realizaba sobre ese tema, donde señalaba a Francisco como el antipapa y al clero vaticano de mafia entregada al progresismo y a las ideas socialistas, abriendo el camino a la tribulación de la humanidad.
Me ocupé de leer mucho sobre el Papa Francisco, su biografía, su pensamiento, sus encíclicas y desde luego fue un reformador, pero nunca se salió de la doctrina de la iglesia, entendía a la gente aún con sus defectos humanos, se preocupaba por la pobreza, la desigualdad, no condenaba a las personas con problemas de identidad de sexo, creía que aquellos pecadores tenían posibilidades de mirar a Dios y que la iglesia estaba para ayudar a los pecadores que necesitaban más que los justos.
Francisco fue el Papa de la caridad humana, para él los más desposeídos tenían un lugar especial en su corazón. Siendo un cura de barrio en Buenos Aires, atendía a los marginados llevando la voz de la esperanza, así mismo alimentos y oración a las Villas Miseria, un conglomerado humano en Buenos Aires atendido por unos curas acusados de promover la Teoría de la Liberación, de ahí el apodo de Curas Villeros.
Pero es indudable que Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco si tenía una marcada inclinación humana de caridad, piedad y amor por los más necesitados, pero aquello no lo ubicaba ideológicamente como un cura de izquierda, tampoco de derecha, era un humanista cristiano. No obstante, se llevó a su tumba la incógnita de porqué siendo Papa nunca visitó Argentina, su país, cuando sí lo hizo en casi todos los países suramericanos y otros centroamericanos.
Francisco ya se encuentra dando su parte de vida y obra a Dios, deja un grato recuerdo en el mundo, así mismo como un legado de misericordia que la iglesia en los futuros pontífices deberá considerar. Viene una nueva elección y esperamos que el Espíritu Santo ilumine al Colegio Cardenalicio para el próximo Papa, que como todos los anteriores, le tocará una difícil misión, mas aún en las circunstancias actuales del mundo de hoy.
Es posible que más pronto que tarde Francisco haga carrera a los altares, su vida, obra y santidad así lo muestran, como fue con los anteriores Papas Juan XXIII, Pablo VI y Juan Pablo II.
¡La iglesia y los más de 1.400 millones de católicos en el mundo así lo esperan!