En Medellín, no hablamos de empresas públicas como si fueran números fríos. Aquí, cada cifra tiene rostro, cada kilovatio tiene historia y cada gota de agua tiene el esfuerzo de miles de trabajadores. Eso es EPM. Eso es nuestra gente. Eso es nuestro patrimonio.
En 1955, Medellín tomó una decisión monumental: fusionar Energía, Acueducto, Alcantarillado y Teléfonos en una sola entidad autónoma. Ese Acuerdo #58 no solo creó una empresa, creó un modelo de gestión pública que ha sido ejemplo para Colombia y América Latina. EPM no nació para llenar bolsillos privados ni para alimentar egos políticos. Nació para servir. Y vaya que ha cumplido.
Hoy, setenta años después, EPM sigue siendo esa fortaleza que se erige en el corazón de Medellín. Pero, ¿qué significa realmente esta empresa para nuestra ciudad? Significa independencia, significa garantía, significa calidad de vida. Porque mientras otros vendieron sus empresas al mejor postor, Medellín decidió mantener EPM 100% pública. Y esa decisión ha salvado vidas.
En 2025, EPM entregará al Distrito de Medellín 2.6 billones de pesos en transferencias ¿Y qué significa eso? Significa presupuesto para los menos favorecidos a través de alimentación, educación, vivienda social, obras de infraestructura. Cada peso que ingresa a EPM es un peso que regresa a la ciudad, transformado en oportunidades, en empleo, en bienestar.
Pero detrás de esos 2.6 billones de pesos hay un esfuerzo titánico. En el año más complejo de su historia, EPM logró ingresos por 41 billones de pesos, un crecimiento del 11%. La matriz alcanzó ingresos por 20 billones, un incremento del 22%. Y todo esto sin privatizar, sin entregar su patrimonio a capitales extranjeros, sin hipotecar el futuro de Medellín.
Hablemos de cifras concretas:
8.021 empleados directos, todos con condiciones laborales dignas y estables.
25.427 empleos externos generados a través de contratistas y aliados estratégicos.
Más de 124 municipios en Antioquia conectados con servicios de agua, energía y gas.
2.970.798 clientes en Antioquia que hoy tienen agua potable con un índice de calidad del 100%.
64 sistemas de generación solar distribuidos para grandes clientes, apostando a la transición energética.
¿Y qué pasa con la energía? Hoy, EPM es el primer productor de energía del país, con un 24,2% de participación en el Sistema Interconectado Nacional. Con 27 centrales hidráulicas, una planta térmica y un proyecto titánico llamado Hidroituango que, con sus primeras cuatro unidades en operación, ya aporta 1.200 MW al sistema. Y en 2027, cuando entren las cuatro unidades restantes, esa capacidad se duplicará.
Pero EPM no solo es energía. Es agua. Es vida. Hoy, en Medellín, el índice de calidad del agua es del 100%. Mientras en otras regiones la gente se enferma por tomar agua contaminada, aquí el agua es un derecho fundamental y garantizado. Y eso no es casualidad. Es el resultado de décadas de planificación, de inversión, de esfuerzo técnico.
Sin embargo, no podemos caer en triunfalismos. Porque mientras EPM sigue mostrando cifras récord, otras entidades del sector público se desangran. Afinia, un barril sin fondo, un mal negocio que sigue dependiendo de los recursos de otros y de los parches presupuestales.
Por eso, esta empresa es tan atractiva para el Presidente Petro, el cual ha hecho varios amagues para intervenirla. Pero defender a EPM no es solo una postura política. Es una cuestión de subsistencia para Medellín. Porque si permitimos que se degrade su estructura administrativa, si permitimos que se infiltre la politiquería, si permitimos que la empresa sea saqueada por intereses externos, no solo perderemos una empresa. Perderemos nuestro futuro.
Hoy, EPM está innovando. Está apostando por el hidrógeno verde, está cerrando brechas con programas como Unidos por el Agua y Unidos por el Gas, está generando empleo digno, está sosteniendo a familias enteras.
Pero EPM es, sobre todo, una empresa técnica, estratégica y 100% pública. Y eso no lo vamos a negociar. Porque aquí, en Medellín, no vendemos lo que construimos con nuestras manos. No hipotecamos nuestro futuro por un cheque. No le entregamos EPM a nadie.
Cuidémosla. Porque EPM no es solo una empresa. Es el corazón que late en cada hogar que se ilumina, en cada tanque de agua que llega lleno, en cada fogón que se enciende. Cuidar a EPM es cuidar a Medellín. Y cuidar a Medellín es honrar el esfuerzo de setenta años de empuje paisa.