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martes, enero 28, 2025
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    (OPINIÓN) El Catatumbo: el plan piloto de Petro y Maduro. Por: Juan Espinal

    La situación en el Catatumbo es un reflejo de la fallida “Paz Total” del presidente Petro, que no solo ha fracasado, sino que ha fortalecido a los grupos al margen de la ley.

    Un ejemplo evidente es el crecimiento del ELN, cuya presencia territorial ha aumentado un 56%, pasando de 149 a 232 municipios. En lugar de garantizar la seguridad de los ciudadanos, este marco jurídico ha permitido que las organizaciones criminales expandan su control, mientras los colombianos sufren las consecuencias.

    Más de 47.000 desplazados, 23.000 confinados y más de 80 asesinatos en la región son una muestra de la tragedia que vive el Catatumbo. Mientras tanto, Petro decide viajar a Haití, abandonando a los habitantes de esta zona que claman por una solución. Las cifras de desaparecidos y lesionados, sumadas a la violencia contra firmantes del proceso de paz, son alarmantes. La indiferencia del gobierno es evidente.

    Frente a esto, surge una pregunta inquietante ¿Es el Catatumbo un plan piloto de Petro y Maduro con miras a las elecciones de 2026? La declaración de la conmoción interior ha encendido alarmas por su posible inconstitucionalidad. Esta medida, que parece más calculada que necesaria, genera sospechas. La situación en el Catatumbo no es nueva: ya había sido advertida por la Defensoría del Pueblo y reportada por periodistas como Salud Hernández.

    La dictadura de Maduro, refugio del ELN y las FARC, es un factor clave en este entramado. Las recientes acciones de estos grupos, moviéndose libremente por la frontera colombo-venezolana, junto con encuentros entre funcionarios de ambos gobiernos, refuerzan la teoría de un plan conjunto. La presencia de Diosdado Cabello en la zona fronteriza y las violaciones del espacio aéreo colombiano por aviones venezolanos son señales claras de que el gobierno de Maduro no es un mediador, sino un aliado en esta estrategia.

    A esto se suma la creciente tensión diplomática con Estados Unidos. La reciente crisis en las relaciones entre ambos países ha sido aprovechada por Maduro para respaldar a Petro, alineando aún más a los dos gobiernos en su visión antioccidental. El panorama es preocupante: la democracia está en riesgo y los territorios colombianos podrían caer bajo el control de estos grupos criminales en los próximos meses.

    El Catatumbo parece ser el modelo perfecto para avanzar en esta estrategia de desestabilización. Si el plan desde Miraflores se concreta, el objetivo sería claro: debilitar la democracia, generar caos y justificar una conmoción interior que ponga en jaque las elecciones de 2026.

    Lo que acaba de pasar con EE.UU no es un accidente, sino parte del manual del socialismo del siglo XXI que Petro sigue al pie de la letra de la mano con Maduro. Crear enemigos externos, como Estados Unidos, para justificar fracasos internos y promover un aislamiento intencional no es nuevo, es una estrategia diseñada para consolidar el poder, debilitar al sector privado y avanzar en una agenda ideológica.

    Ojo Colombia, perder la democracia no es un cuento, es una realidad.

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