Lo que ha sido un secreto a voces acerca de las adicciones al alcohol y a las drogas del jefe del Estado, ya se han conocido, primero por las expresiones acusadoras y groseras de Armando Benedetti reveladas por la revista Semana y secundadas por las recientes del exministro Álvaro Leyva, sobre el mal comportamiento del mandatario durante la cuestionada estadía en París.
No podemos olvidar que el Presidente estuvo en una visita de estado en Panamá y apareció con una persona al parecer mujer, que no era su esposa Verónica, deshonrando en fragancia la dignidad del cargo que representa en Colombia, dando crédito a las tendencias que también se le endilgan al mandatario.
Ante estas y otras circunstancias, los funcionarios del Palacio se han visto avocados a mentir sobre las verdaderas razones de las extrañas ausencias del Presidente, situaciones que deberían ser investigadas, porque el mandatario debe dar ejemplo en su vida pública y privada, cumpliendo las normas éticas y morales, como le corresponde como el líder de toda una comunidad.
Como si fuera poco, en diferentes oportunidades, entrega información amañada y a veces falsa de acuerdo a sus intereses y adicionalmente los insulta e irrespeta en público a sus miembros de gabinete, haciéndolos parecer como borregos, pero esto no es lo menos, el ministro Jaramillo de salud se expresó con altanería vulgar ante la gerente de un hospital en los Llanos copiándole a su jefe; la canciller Sarabia, que estuvo en vuelta en un caso de robo de dineros cuya procedencia nunca fue aclarada y que terminó en un cuestionado suicidio, se está vengando de su anterior jefe y hoy compañero de gabinete, con acciones que denotan odio y rencor al más bajo estilo, como también lo han mostrado con sus acciones y expresiones otros miembros del gobierno.
La corruptela enfermiza que existe en muchos de los funcionarios de los diferentes entes del Estado, cuyas acciones están carcomiendo las bases de la institucionalidad como un cáncer terminal, está llegando a otras altas esferas, mediante el pago de favores, como el que al parecer está utilizando el Magistrado Vladimir Fernández, secretario y defensor jurídico del Jefe del Estado, quien como magistrado de la Corte Constitucional y a pesar de que el caso ya había pasado por el Consejo de Estado y la misma Corte, presionó con el argumento de que la CNE no tenía competencia para juzgar al presidente y logró que se aprobara el aplazamiento de la investigación, pero no tuvo en cuenta que la CNE sí tenía la competencia para investigarlo en una condición básicamente administrativa; este de hecho ya es un precedente jurídico, que permitirá remitir el caso a la Comisión de Investigación y Acusación de la Cámara, aunque sus miembros siguen prevaricando dilatando la investigación para sancionar al presidente.
El mismo jefe del Estado colombiano, con todos estos artilugios y malabares no saldrá del poder, así crea en su imaginario que existe contra EL un golpe blando y quizás sí lo realice desconociendo el resultado de las urnas del 2026; por ello, se hace necesario que, quienes se sienten defraudados del cambio y los que están defendiendo al país y su democracia, se unan con un solo objetivo: Sanar a Colombia de la enfermedad que nos aqueja.