Hace 39 años, desde día 26 de Octubre de 1985 y hasta finales del mes de enero de 1986, el M-19 de Petro Urrego liderado por el GENOCIDA Carlos Pizarro León-Gómez, el EPL (ejército popular de liberación) de Francisco Caraballo, el PRT de la ahora CORPADEC (Corporación para la Paz y el Desarrollo Comunitario), el MAQL (movimiento armado Quintín Lame), el MIR-PL (movimiento de integración revolucionario – patria libre), y el Comando Ricardo Franco – frente sur liderado por Hernando Pizarro León-Gómez, perpetraron en Colombia, puntualmente en el corregimiento de Tacueyó, municipio de Toribío, una de las más atroces y aún impunes masacres de las que se tenga registro en la Nación.
Aunque todos los responsables enumerados líneas atrás traten, con sus amañados y mentirosos relatos, de evadir su responsabilidad en semejante orgía criminal alegando que quienes cometieron esta matanza fueron exclusivamente Hernando Pizarro León-Gómez y Fedor Rey (alias “Javier Delgado”) del Comando Ricardo Franco – frente sur, lo cierto es que ante el Derecho Internacional Humanitario (DIH), que es el que impera en los Estado de Derecho y dondequiera prevalezcan la LEY, la VERDAD, y la JUSTICIA, la responsabilidad individual de todos estos abyectos en este exterminio es compartida por cuanto desde 1984 todos hicieron parte de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA… De hecho, los manifiestos propósitos de este sindicato narcoterrorista fueron los de apoyarse y acompañarse en su proceder terrorista para así dificultar la individualización de los responsables en cada acto terrorista por cuanto era un “trabajo” de muchos… ¿Pues adivinen qué, infames? Ya la humanidad desde 1945 se había anticipado a esta posibilidad, y contrario a lograr evadir responsabilidades creando ese criminal sindicato, lo que hicieron fue ¡INCULPARSE ENTRE TODOS! ¡Gracias por facilitarnos el trabajo a quienes les estamos denunciando penalmente a nivel internacional!
De manera individual, en este sanguinario secuestro masivo y atroz masacre perpetrado contra la indefensa, inocente y desarmada población civil que no participaba en las hostilidades, la mayoría de las más de 179 víctimas letales que dejó esta masacre está constituida por menores de edad recién reclutados y por mujeres gestantes.
Además de lograr sus enfermizos y delirantes propósitos de torturar, mutilar y asesinar inocentes de manera publicitada para generar temor en la población, estos infames también afectaron de manera negativa e imborrable la vida de las familias de estas víctimas letales, así como la vida de los más de tres mil (3,000) habitantes del sector de Tacueyó. Es decir que solo en el círculo cercano de las víctimas letales y de los sobrevivientes de este secuestro colectivo y atroz masacre, hubo aproximadamente seis mil doscientas veinte y dos (6,222) víctimas no-letales.
De manera colectiva, también fuimos víctimas de semejante derroche de fratricida e indiscriminada brutalidad los más de seis (6) millones de habitantes que por esos días tenían los Departamentos de Cauca y del Valle del Cauca; Víctimas de todas las edades y condiciones, incluidos los niños, quedamos impactados por el resto de nuestras vidas con esta monstruosidad por cuanto, de manera propagandística y hasta cómplice, los medios masivos de comunicación informaron de esta matanza mientras sucedía, reportándola como una “purga” al interior del “movimiento revolucionario”…
Los ciudadanos de bien de los Departamentos de Cauca y del Valle del Cauca quedamos afectados por el resto de nuestras vidas cuando nos fueron presentadas por televisión y por medios impresos, imágenes con los detalles de este secuestro masivo y atroz masacre de menores de edad y de mujeres gestantes por supuestamente estar infiltrados en la pandilla narcoparamilitar COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA.
Es decir que colectivamente, durante esta sanguinaria masacre y hasta años después, el usurpador de la presidencia de Colombia Petro Urrego y sus camaradas del derrotado sindicato narcoparamilitar de la izquierda colombiana COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA, nos hicieron víctimas no-letales de esta matanza a todos los habitantes de los Departamentos de Cauca y del Valle del Cauca…
Durante casi cuatro (4) meses y en un sádico intento por descubrir a supuestos infiltrados del Ejército Colombiano y de la Central de Inteligencia Norteamericana (CIA) en sus filas, Petro Urrego, su comandante Carlos Pizarro León-Gómez, sus camaradas Fedor Rey y Hernando Pizarro León-Gómez, así como todos los demás miembros de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA, aplicando su tal “justicia retaliatoria”, amarraron de las manos y de los pies a sus víctimas, la mayoría de los cuales eran jóvenes campesinos analfabetas y niños menores de edad (no mayores de 14 años) recientemente reclutados, así como mujeres embarazadas, para luego colgarlos como si fuesen hamacas, mecerse sobre ellas, golpearlas, torturarlas, darles tratos inhumanos y mutilarlas hasta asfixiarlas para luego degollarlas, a razón de 8 a 10 asesinatos diarios… Llegaron a un grado de barbaridad tal que a las mujeres embarazadas las torturaban abriéndoles el vientre y extrayéndoles sus hijos… Su sadismo llegó al punto de obligar a las siguientes víctimas, a enterrar a los asesinados. Muy “revolucionarios”, ¿cierto?
Repito: La mayoría de las víctimas eran jóvenes campesinos y menores de edad analfabetas recientemente reclutados por estos infames narcoparamilitares de la izquierda colombiana, y otro número importante de los torturados y asesinados en esta brutal orgia de sangre estuvo integrado por jóvenes universitarios (tontos útiles como la tal primera línea de ahora) quienes adelantaban para estos fratricidas, actividades de milicias urbanas y adoctrinamiento de izquierda en universidades y colegios.
Las torturas, suplicios, vejámenes, malos tratos, y abusos a que fueron sometidas todas las víctimas de esta masacre de Tacueyó siguen siendo insuperables: Cuando las autoridades colombianas estuvieron en las escenas de los crímenes, pudieron constatar que había cuerpos a los que les habían abierto el pecho, estando aún vivos, para arrancarles el corazón. También se encontraron cuerpos de mujeres embarazadas con los vientres vacíos, es decir, madres gestantes a las que les abrieron el vientre y les sacaron sus criaturas mientras ambas estaban con vida… Todas las victimas habían sido sometidas a horrorosas y salvajes mutilaciones mientras se encontraban con vida.
No hay como entender ni justificar que a hoy, cuatro décadas después, e indudablemente gracias a la desvergonzada complicidad que desde los tres poderes públicos ha habido durante las últimas cuatro (4) décadas para con la impunidad de estos insaciables sádicos, tanta infamia siga sin castigar.
Pero esto no seguirá siendo así pues desde el 2022 esta y otro tanto de las matanzas cometidas por esta gente ya están denunciadas penalmente a nivel internacional, por lo que los días de impunidad que les quedan a estos abyectos están contados.
No quedarán sin castigar estas conductas criminales cuyas cifras son pavorosas. En la masacre de Tacueyó, el usurpador de la Presidencia de la República Petro Urrego y todos sus camaradas narcoparamilitares de la izquierda colombiana integrantes de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA, incurrieron en conductas violatorias de 18 de los poco más de 20 instrumentos jurídicos que en defensa de los Derechos Humanos ha proclamado la humanidad durante el último siglo. Sin tener en cuenta las afectaciones de las que fuimos víctimas más de 6 millones de ciudadanos, las macabras cifras que resultan de la intencional, consciente y sistemática tortura y posterior asesinato a que fueron sometidas cada una de sus 179 víctimas letales, son las siguientes:
- Petro Urrego y sus camaradas de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA incurrieron en 9 de los 10 agravantes que la justicia penal internacional tiene establecidos para estas conductas criminales, es decir, incurrieron en agravantes un total de 1,611 veces.
- Petro Urrego y sus camaradas de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA le vulneraron 12 de los 29 Derechos Humanos Universalmente Declarados por la humanidad en 1948, es decir, violaron Derechos Humanos 2,148 veces.
Petro Urrego y sus camaradas de la COORDINADORA NACIONAL GUERRILLERA incurrieron en 105 conductas criminales claramente establecidas como Infracciones Graves contra el Derecho Internacional Humanitario (DIH), es decir cometieron un total de 18,795 DELITOS ATROCES.
Muy a pesar de tanta infamia, el pasado mes de junio del 2024 y financiado con recursos de nosotros las víctimas, hubo júbilo y jolgorio entre las huestes conformadas por estos aún impunes narcoparamilitares de la izquierda colombiana y por sus simpatizantes, defensores, encubridores y/o cómplices, a raíz del “reconocimiento” que el usurpador de la Presidencia de la República quiso hacerle al sobrero que portaba uno de esos GENOCIDAS Pizarro León-Gómez.
Considerando que por ningún lado se hizo mención a este otro “logro” de esos reputados hermanos, aquí les dejo este DATO para quienes siguen creyendo que estos verdugos son una contraparte legítima y no un peligroso ENEMIGO.