Un operativo militar de Estados Unidos en el océano Pacífico oriental dejó cuatro personas muertas tras el impacto a una embarcación señalada de transportar sustancias ilícitas. El hecho se suma a una serie de acciones similares que, según reportes, han causado al menos 87 fallecidos y han generado cuestionamientos sobre los procedimientos empleados por las fuerzas estadounidenses en estas operaciones marítimas.
El Comando Sur informó que la embarcación atacada transitaba por una ruta identificada como corredor del narcotráfico y que los sistemas de inteligencia confirmaron la presencia de cargamento ilegal. En su reporte, la autoridad militar señaló que los cuatro tripulantes fallecieron durante la acción. Junto con el anuncio, publicó un video que muestra una lancha de varios motores desplazándose a alta velocidad antes de ser impactada por una explosión que la dejó en llamas.
El operativo ocurre mientras persisten cuestionamientos por el ataque del 2 de septiembre en el Caribe, en el que se utilizaron dos misiles contra una embarcación ya destruida y en el que murieron dos sobrevivientes. Ese hecho llevó a citaciones en el Congreso estadounidense y a un debate sobre la legalidad de las decisiones adoptadas. En una sesión a puerta cerrada, el jefe del Comando de Fuerzas de Operaciones Especiales, Frank Bradley, presentó imágenes del incidente ante los legisladores.
Uno de los miembros del comité de Inteligencia, el representante demócrata Jim Himes, afirmó que el material mostraba a personal militar estadounidense impactando a náufragos sin capacidad de maniobra. Según dijo, el primer misil destruyó la lancha y un segundo disparo acabó con la vida de quienes permanecían en el agua. La Casa Blanca confirmó previamente la secuencia de hechos.
Mientras sectores demócratas y organizaciones defensoras de derechos humanos cuestionan la actuación y señalan un posible incumplimiento de protocolos internacionales, legisladores republicanos han defendido la legalidad de la operación. El senador Tom Cotton, presidente del comité selecto de inteligencia, sostuvo que las reglas no cambiaron y comparó el episodio con ataques previos realizados en otros escenarios.
El debate coincide con la ofensiva anunciada por la administración del presidente Donald Trump, que ha declarado a los cárteles que operan en Latinoamérica como grupos terroristas y ha desplegado una flota de naves en el Atlántico y el Pacífico, además de aeronaves militares en Puerto Rico.
Según reportes de prensa locales citados por congresistas, parte de las órdenes operativas dadas por el secretario de Defensa, Pete Hegseth, han sido objeto de versiones divergentes sobre su alcance. El propio funcionario señaló esta semana que no estuvo presente en la sala de operaciones durante el segundo ataque en el Caribe.
A medida que las operaciones se mantienen activas, la controversia continúa creciendo en la región. Países como Venezuela han manifestado preocupación por el aumento de la presencia militar estadounidense en sus áreas marítimas adyacentes, en un contexto de tensiones políticas y de seguridad que rodean la estrategia contra las organizaciones dedicadas al narcotráfico.
