La Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés) emitió un informe sobre la próxima temporada de huracanes en el océano Atlántico, prevista entre el 1 de junio y el 30 de noviembre de 2025.
El organismo señaló que existe un 60% de probabilidad de que la actividad ciclónica sea superior al promedio histórico.
Según la NOAA, se espera la formación de entre 13 y 19 tormentas con nombre propio, de las cuales entre 6 y 10 podrían convertirse en huracanes. De estos, entre 3 y 5 alcanzarían la categoría de huracanes mayores, con vientos sostenidos superiores a los 178 kilómetros por hora. Las proyecciones se elaboraron con base en patrones atmosféricos y oceánicos detectados durante los primeros meses del año y cuentan con un nivel de confianza del 70%, de acuerdo con el informe técnico.
Adicionalmente, el fenómeno ENSO se encuentra en fase neutra, sin influencia de El Niño o La Niña, lo que elimina una barrera natural que en años anteriores limitó el desarrollo de huracanes. A esto se suma la actividad del monzón africano, que ha generado ondas tropicales con potencial de evolucionar en sistemas ciclónicos a lo largo del Atlántico.
Aunque Colombia no suele estar en la ruta directa de los huracanes del Atlántico, las autoridades han registrado impactos significativos en temporadas anteriores. El archipiélago de San Andrés, Providencia y Santa Catalina es considerado una zona de alta vulnerabilidad. En noviembre de 2020, el huracán Iota tocó tierra en Providencia con consecuencias severas para la infraestructura y la población local.
La actual previsión de la NOAA incluye la posibilidad de que tormentas o huracanes puedan alterar sus trayectorias habituales y afectar indirectamente el territorio colombiano. Las lluvias intensas, el incremento del oleaje, los deslizamientos de tierra y la erosión costera son algunos de los efectos asociados a estos fenómenos, especialmente en el litoral Caribe continental.
También se contempla un impacto en los patrones de lluvia en la región, lo que podría agravar la temporada invernal en el norte del país. La acumulación de agua en cortos periodos de tiempo ha generado en otros años inundaciones, afectaciones a la red vial, daños a cultivos y alteraciones en las condiciones de habitabilidad en zonas rurales y urbanas.
El informe de la NOAA se presenta como un insumo para las instituciones encargadas de la gestión del riesgo en América Latina y el Caribe. Con base en esta información, se prevé que los gobiernos y organismos de respuesta puedan desarrollar planes de prevención y alistamiento ante cualquier eventualidad durante la temporada ciclónica 2025.
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