El Club Deportivo Pereira, generador de importantes ingresos hace un año en Copa Libertadores, se enfrenta a un golpe que sacudió sus escritorios. El Ministerio del Trabajo ha dictado una medida cautelar drástica, ordenando la suspensión inmediata de las actividades de todos sus empleados y contratistas.
La decisión, emitida por el ministro Antonio Sanguino Páez, es clara y contundente. «Como medida preventiva se suspenden las labores de las y los trabajadores y contratistas al servicio del club, hasta que se verifique y certifique el pago de salarios y seguridad social que se les adeuda», afirmó el funcionario.
Las inspecciones realizadas por el ente gubernamental confirmaron lo que era un secreto a voces: la existencia de mora en el pago de sueldos y los aportes obligatorios a la seguridad social de su nómina. Es un incumplimiento grave que pone en jaque la estabilidad de la institución y sus trabajadores.
A pesar de la parálisis administrativa y deportiva, el Ministerio fue enfático al recalcar que la investigación en curso no exime al equipo de sus deberes. «Debe mantenerse el vínculo laboral de la totalidad de las y los trabajadores, independientemente de su forma de contratación, y se les deben pagar los salarios sin ningún tipo de descuento», subrayó el Ministro. Una exigencia que busca proteger los derechos fundamentales de los afectados mientras se resuelve el escándalo financiero.
Como si el panorama no fuera lo suficientemente sombrío, el Pereira acaba de sufrir una pérdida irreparable en su patrimonio. Samy Merheg, el joven prodigio de 18 años con raíces libanesas, se desvinculó del equipo. Cansado de los continuos retrasos salariales, el juvenil ejerció su derecho a renunciar con justa causa.

La salida de Merheg representa un descalabro económico para el club, pues el jugador estaba valorado en el mercado en cerca de 2 millones de dólares, una cifra que ahora se esfuma sin dejar un solo centavo en las ya exiguas arcas del equipo. La crisis laboral no solo castiga la moral, sino que desangra financieramente a una institución que parece haber olvidado las lecciones de su reciente gloria deportiva.




