Cerca de 11,5 millones de ciudadanos acudieron a las urnas el pasado domingo en la segunda vuelta presidencial en Rumanía. El resultado sorprendió, ya que Nicușor Dan logró imponerse frente al candidato de extrema derecha, George Simion.
Dan, de 55 años, es reconocido por su perfil técnico y reservado. Nacido en Făgăraș, demostró desde joven un talento excepcional para las matemáticas, ganando múltiples olimpiadas internacionales. Estudió matemáticas en la Universidad de Bucarest y luego obtuvo un doctorado en la École Normale Supérieure de París. Su trayectoria académica y su enfoque anticorrupción lo convirtieron en un referente para el electorado joven, clave en esta elección.
Tras confirmarse los resultados, líderes regionales como Maia Sandu, presidenta de Moldavia, felicitaron al nuevo mandatario, “Moldavia y Rumanía se mantienen unidos, apoyándose mutuamente y trabajando codo con codo por un futuro pacífico, democrático y europeo para todos nuestros ciudadanos”. Desde Ucrania, el presidente Volodímir Zelenski también se pronunció, “Para Ucrania, como país vecino y amigo, es importante tener a Rumanía como un socio fiable”.
George Simion, de 38 años, es líder del partido ultraderechista AUR, Alianza para la Unión de Rumanos, y euroescéptico. Su campaña propuso limitar la ayuda militar a Ucrania y apostó por un discurso nacionalista respaldado por sectores conservadores europeos y por simpatizantes del movimiento MAGA en Estados Unidos.
En contraste, Dan defendió el fortalecimiento de los lazos con la Unión Europea y la OTAN, proponiendo incluso un aumento del gasto en defensa, “Nuestra tarea es convencer a los rumanos de que el país necesita avanzar en una dirección prooccidental”, afirmó durante su campaña.
Rumanía, considerado uno de los países más afectados por la corrupción dentro de la Unión Europea según Transparencia Internacional, ocupa una posición estratégica para la OTAN desde el inicio de la invasión rusa a Ucrania en 2022.
En un momento en que Europa enfrenta tensiones entre proyectos liberales y nacionalistas, la elección del 18 de mayo inclinó la balanza hacia el centro. La victoria de Dan no solo representa un freno a la extrema derecha, sino también una reafirmación del rumbo del país.
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