En una decisión que ha generado tensiones tanto dentro como fuera de Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu confirmó este martes un acuerdo de alto el fuego de 60 días con Hezbolá en Líbano.
Sin embargo, dejó claro que Israel no renunciará a su «libertad de acción» militar en caso de que el grupo chií viole los términos pactados.
El anuncio, realizado tras una extensa reunión del gabinete de seguridad, detalla que la tregua, propuesta por Estados Unidos, consta de tres fases:
- La retirada de Hezbolá al norte del río Litani
- Salida completa de las tropas israelíes del sur de Líbano en un plazo de dos meses
- Negociaciones fronterizas entre Israel y Líbano.
Sin embargo, el compromiso llega con una advertencia contundente, «si Hezbolá intenta rearmarse, renovar su infraestructura terrorista o lanzar cualquier tipo de ataque, responderemos con toda nuestra fuerza», declaró Netanyahu.
Estas palabras subrayan el elemento más polémico del acuerdo, la insistencia de Israel en mantener libertad operativa en territorio libanés, algo que el gobierno de Beirut y Hezbolá rechazan categóricamente.
Críticas internas y tensiones externas
El acuerdo no ha sido bien recibido por todos. Figuras de la extrema derecha israelí y alcaldes de comunidades cercanas a la frontera expresaron su preocupación por la falta de garantías de seguridad para los residentes desplazados.
A pesar de ello, Netanyahu se mostró firme, asegurando que las tropas volverán a cruzar la frontera si las circunstancias lo exigen.
El primer ministro justificó la tregua como una jugada estratégica en un contexto regional complejo. Según él, este alto el fuego permitirá concentrar esfuerzos contra la amenaza iraní, reorganizar las fuerzas militares y debilitar a Hamás, al aislarlo de su aliado Hezbolá.
«Con Hezbolá fuera de la ecuación, Hamás se encuentra solo, lo que nos permitirá aumentar la presión sobre ellos y avanzar en la liberación de nuestros rehenes», explicó Netanyahu, en alusión a la situación en Gaza.
Según sus declaraciones, Israel ha «descabezado» a la organización con la muerte de toda su cúpula, incluido el líder Hasán Nasralá, y ha destruido la mayor parte de su arsenal e infraestructura subterránea.
«Lo que hemos logrado habría parecido ciencia ficción hace unos años, pero hoy es una realidad», afirmó con tono triunfalista, atribuyendo el éxito a la planificación estratégica tanto en Líbano como en Gaza.
Con este acuerdo, Israel se encuentra en un delicado equilibrio entre la búsqueda de estabilidad y la defensa de sus intereses militares. Mientras tanto, el mundo observa de cerca cómo se desarrolla este precario cese al fuego en una región marcada por décadas de conflicto.