Por: Óscar Jairo González Hernández
¿En la medida de su conocimiento, experiencia y de su percepción teatral, cómo consideró y sintió la propuesta teatral de Rodrigo Saldarriaga y qué causó en usted y proyectó o no?
El Pequeño Teatro para mí fue uno de los primeros referentes del teatro en mi vida, si bien lo fue también Hora 25, Matacandelas y Teatro Oficina Central de los Sueños, sería el Pequeño Teatro uno de los espacios en el que pude apreciar más obras debido a la facilidad que tenía para acceder a su teatro.
De esta experiencia puedo resaltar que debido a la diversidad de las puestas en escenas logré acercarme a varios autores importantes de la historia de la literatura y del teatro y además comenzar a tomar mis propios criterios sobre las puestas en escena y estética que tenía el pequeño teatro frente a los otros grupos profesionales de teatro de la ciudad, es decir, me dio la oportunidad de hacer un ejercicio permanente del quehacer teatral. Cada quien tiene la libertad de adherirse o disentir críticamente de una estética teatral, cualquiera sea él.
¿Podría decirnos hoy, antes y después de la muerte de Rodrigo Saldarriaga, en qué consistía para usted esa adhesión o disentimiento estético? (Crítica) Siempre hubo y habrá admiración por el trabajo que desarrolló y fortaleció Rodrigo Saldarriaga con Pequeño Teatro, creo que todo hombre que entrega su vida a este arte tiene un granito de arena, como se dice, importante para la historia de las artes representativas o artes vivas, es decir, Rodrigo Saldarriaga y todos los integrantes que hoy están y los que estuvieron en este barco que navega los mares escénicos tienen una visión única y particular qué género en vida el maestro Rodrigo Saldarriaga, una bandera estética que tanto con seguidores como detractores dejó en lo alto. Hizo historia, dejó memoria y toda esa energía se escenifica, toma vida al subir el telón del Pequeño Teatro.
¿Considera que Rodrigo Saldarriaga, propuso, desarrollo y fortaleció desde su vida como hombre del y para el teatro, una visión nueva o no del teatro y por qué? (Historia). Como dije inicialmente El Pequeño Teatro con su política de “entrada libre con aporte voluntario” me dio la oportunidad de ejercer una continua contemplación del arte escénico como ellos lo concebían y con ello una reflexión y crítica de su estética frente a la de los demás grupos que iba conociendo paralelamente; en esa exploración fui tomando partido por algunas estéticas particulares que tenían otros grupos y comenzaba a discernir frente a una actuación que sin duda era muy buena, pero que no transmitía en mí lo que lograban otros directores, es decir, más allá de las puestas en escena, de las dramaturgias que tenía El Pequeño Teatro, la brecha con la que comenzaba a encontrarme en su teatro era la actuación que tenía su escuela.
Dejé de tener esa comunión que debe producirse en el rito entre el espectador y los actores que están en escena… tal vez, en cierta medida haya influido tener que compartir con públicos que no estaban interesados en conectarse sinceramente con el teatro, con su magia, sino que iban como una moda intelectual de estar en un lugar más que visitar de la ciudad y que ese fácil acceso que me dio a mí inicialmente a conocer su obra fue uno de los que luego se convirtió en el enemigo para sentirme cómodo Y compartir de ese rito.