La votación de la consulta del Pacto Histórico dejó varias sorpresas, entre ellas el protagonismo que poco a poco han ganado los creadores de contenido, también conocidos como influencers.
En esta lista destacan los nombres de Laura Daniela Beltrán, reconocida en redes sociales como “Lalis”, y Walter Rodríguez, conocido como “Wally”, quien además de ser influencer y compartir posturas cercanas al actual gobierno, obtuvo en el pasado el Premio Nacional de Periodismo Simón Bolívar.

En un conteo preliminar de la Registraduría Nacional del Estado Civil, se indicó que era Wally quien lideraba la lista al Senado del movimiento político. Sin embargo, tras el último boletín oficial, quedó en segundo lugar, detrás de Pedro Flores, cercano al clan Torres, quien alcanzó 185.029 votos. No obstante, la votación de Wally —Me Dicen Wally en redes— fue igualmente significativa: con 171.354 votos, equivalentes al 7,32% del total, tiene amplias posibilidades de llegar al Congreso por el Pacto Histórico.
Solo unos días después de conocerse los resultados, su ascenso ha sido calificado como sorpresivo, pues superó a políticos del Pacto con más trayectoria y trabajo de base, como Aída Avella, de la Unión Patriótica. Sin embargo, Wally está hoy en el centro de la polémica.
El debate se desató tras su respuesta a un comentario en X (antes Twitter), donde el usuario @MarioRobertoP escribió: “No aprendieron con Susana Boreal y entonces candidatizaron a Me Dicen Wally”, señalando además que el influencer era un “mercenario digital”.
El mismo usuario añadió que “hizo campaña para Juan Manuel Galán, hizo campaña contra el marcado saludable. Es un impresentable que además tiene cero trabajo de base”.
Ante estas críticas, Walter Rodríguez respondió con un insulto: “Bobo hijueputa”. A raíz de este mensaje, seguidores y simpatizantes del Pacto Histórico han debatido sobre el papel y la influencia que los creadores de contenido están adquiriendo dentro de los movimientos políticos.
La expresión utilizada por Wally, apenas días después de la consulta, ha despertado dudas sobre el nivel de debate que podría mantener en el Congreso, en caso de obtener una curul.
Por su parte, distintos usuarios le han solicitado moderar su lenguaje y mostrarse más respetuoso frente a las críticas, calificando su respuesta como una grosería “absolutamente innecesaria”. El episodio reaviva la discusión sobre los límites del discurso en redes y la responsabilidad pública de quienes aspiran a representar a los ciudadanos.








