La ausencia de la canciller Laura Sarabia durante la marcha del primero de mayo en la Plaza de Bolívar no pasó desapercibida. Mientras el presidente Gustavo Petro encabezaba la movilización junto a gran parte de su gabinete y figuras cercanas de su círculo político, Sarabia permaneció en un reconocido café de la ciudad, lejos de la escena pública y de los reflectores de la jornada.
El Presidente, quien lideró la convocatoria nacional con motivo del Día del Trabajo, estuvo acompañado por miembros clave de su gobierno, congresistas afines y directores de entidades estratégicas. Entre los asistentes que marcharon a su lado se destacaron la senadora María José Pizarro, la representante María Fernanda Carrascal, la ministra encargada de Comercio, Cielo Rusinque, el ministro del Interior, Armando Benedetti, el de Trabajo, Antonio Sanguino, el de Salud, Guillermo Alfonso Jaramillo, el de Educación, Daniel Rojas, y la ministra de las Culturas, Yannai Kadamani. También estuvo presente la directora del Departamento Administrativo de la Presidencia (Dapre), Angie Lizeth Rodríguez, quien ha ganado notoriedad y espacio en la administración.
Rodríguez, quien recientemente asumió la dirección del Dapre, fue una de las figuras más visibles durante la marcha, acompañando al mandatario en primera línea. Su presencia refuerza su creciente influencia dentro del equipo presidencial, en un momento en que las dinámicas internas parecen estar en transformación.
La ausencia de Sarabia, quien en el pasado fue una de las colaboradoras más cercanas al mandatario, confirma el distanciamiento progresivo entre ambos. Hasta hace poco, Sarabia era una figura habitual al lado de Petro, considerada su principal apoyo en temas de gestión y estrategia. Su falta en una cita simbólica y políticamente relevante como la marcha del primero de mayo evidencia un cambio en las relaciones de poder dentro del gobierno.
Por su parte, Armando Benedetti, actual ministro del Interior, también destacó entre los acompañantes más cercanos del Jefe de Estado, reforzando su rol como interlocutor influyente en el círculo del mandatario. Diversas voces dentro del entorno político señalan que Benedetti ha ganado peso en las decisiones presidenciales, desplazando a quienes anteriormente ocupaban posiciones de mayor confianza.
La movilización en la Plaza de Bolívar reunió a buena parte del gabinete ministerial y a figuras clave del petrismo. Sin embargo, la figura de Laura Sarabia, alguna vez inseparable del Presidente, estuvo ausente tanto física como simbólicamente. Su no participación marca un nuevo capítulo en la reconfiguración de los equilibrios de poder en el Ejecutivo, en momentos donde las alianzas y distancias internas empiezan a ser más visibles.
Desde hace una semanas viene creciendo el rumor dentro de Palacio, de la posible renuncia de Laura Sarabia al gobierno.
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