En campaña, Gustavo Petro se comprometió una transformación radical del sistema educativo colombiano.
Entre sus propuestas más destacadas se encuentran el acceso universal a la educación inicial, la gratuidad y calidad de las universidades públicas, y la mejora de las condiciones laborales de los docentes, garantizando su estabilidad, bienestar y un salario digno. Asimismo, planteó la posibilidad de que todos los jóvenes tuvieran acceso a la educación superior en la disciplina de su elección.
Pero la educación en Colombia se encuentra en una encrucijada. A pesar de las promesas de cambio del gobierno del “cambio”, la realidad es que la situación sigue siendo crítica. La deserción escolar es un problema persistente, con un 4,56% de niños que faltan por matricularse, lo que se traduce en más de 458.000 niños sin acceso al sistema.
Un preocupante hallazgo del informe Panorama de la Educación 2024 de la OCDE revela que Colombia presenta las tasas más altas de repitencia escolar en primaria entre los países miembros, y ocupa el tercer lugar en secundaria básica.
La situación es aún más grave en la educación superior. Las instituciones públicas han registrado una caída de 7.368 estudiantes entre 2022 y 2023, y el Servicio Nacional de Aprendizaje (Sena) se encuentra en el nivel más bajo de matrículas en la última década. Esto es un reflejo de la falta de inversión en educación y la crisis financiera que atraviesa el país.
La deuda del ICETEX con las universidades privadas supera los $400.000 millones de pesos, lo que ha llevado a los rectores de algunas universidades a considerar la eliminación del programa de gratuidad. Esto es un golpe para el 91% de los jóvenes que tienen préstamos con la entidad son de clase baja o media baja.
Más de 200.000 estudiantes universitarios colombianos, quienes financian sus estudios con créditos del ICETEX, se sienten abandonados este semestre. Estos jóvenes, que confían en esta institución estatal para acceder a la educación superior, se encuentran en una situación precaria.
La falta de acción del gobierno para abordar esta crisis es preocupante. A pesar de las promesas de cambio, la realidad es que la situación sigue siendo la misma. Los estudiantes que salieron a manifestarse por meses en lo que se denominó el estallido social ahora se ven tímidos y sin ganas de levantar la voz.
Hasta el único Concejal que tiene el Pacto Histórico en Medellín le envió un mensaje a Gustavo Petro, donde le solicitaba que los ministerios de Hacienda y Educación se comprometieron con la Universidad de Antioquia a realizar unos giros económicos en octubre, y aún no se han hecho. La exigencia también la hizo para la Alcaldía, la Gobernación.
Por otra parte, los cambios en el sistema de salud han afectado gravemente a miles de maestros en Colombia. Muchos de ellos enfrentan retrasos en sus tratamientos y una falta de respuestas claras por parte de las autoridades. La escasez de medicamentos y la dificultad para acceder a servicios de salud ponen en riesgo su bienestar y calidad de vida.»
Es hora de que el gobierno tome medidas concretas para abordar la crisis en la educación. Esto incluye aumentar la inversión en educación, abordar la deuda del ICETEX y garantizar el acceso a la educación superior para todos los estudiantes, independientemente de su situación económica.