El presidente Gustavo Petro desató una nueva polémica tras referirse públicamente a las adicciones, planteando que deben ser entendidas como una enfermedad y no como un delito. En un extenso pronunciamiento publicado en sus redes sociales, el mandatario insistió en diferenciar entre drogadicción y consumo de drogas, y vinculó las causas de la adicción a factores emocionales y sociales.
«La drogadicción es efectivamente una enfermedad y no se debe confundir con consumo de drogas, son dos temas diferentes. La adicción es una enfermedad psicológica que se presenta como dependencia a una sustancia o actividad: la búsqueda obsesiva de dinero, el alcohol, el azúcar, el sexo, sustancias diferentes, pueden ser consecuencia de adicción, a veces causa», afirmó.
Petro enfatizó que «el adicto se trata y el Estado debe ofrecer esos servicios de salud a la población», al tiempo que rechazó que las personas con adicciones sean tratadas como criminales: «Pensar que la enfermedad debe tener como tratamiento la cárcel y considerar al adicto como un criminal, es una de las peores violaciones de derechos humanos en el mundo».
El presidente también aseguró que no existe una única causa para la adicción, pero destacó la falta de afecto como uno de los factores determinantes. «Cuando te encuentras con alguien con una adicción, debes respetarlo como ser humano y estimularlo a entrar en tratamiento. […] No hay certeza sobre las causas de la adicción, una de ellas es la falta de afecto que se desarrolla en familias, barrios, sociedades enteras. Por eso el amor es un antídoto», escribió.
En su análisis, Petro fue más allá y atribuyó a la dinámica del capitalismo moderno parte del problema: «El desarrollo de adicciones, sobre todo en las sociedades más ricas del planeta, tiene que ver con la destrucción de los lazos comunitarios y familiares que provoca el capitalismo. El capital siempre lleva a la soledad de individuos recortados, que solo sirven como consumidores o productores explotados para el capital. Por eso el centro de diversiones de las personas cada vez es más el centro comercial y no el bosque o el agua».
Finalmente, el mandatario se refirió a los señalamientos que le atribuyen problemas personales de adicción, negándolos rotundamente: «La calumnia lanzada contra mí tiene que ver con que en mi vida he tenido alguna adicción. Mi espíritu revolucionario, que busca siempre libertad, es contrario a la esclavitud, y las adicciones son esclavitudes del espíritu».