Cómo dicen los paisas: En este gobierno, “No hay de que hacer un caldo”. Coincido como muy pocas veces con Gustavo Petro cuando define a Álvaro Leyva como “una víbora que muerde la mano de quien lo alimenta”.
Las explicaciones que dio Andrea Petro, sobre la desaparición de su padre dos días en Paris, no alcanzan para justificar ese largo embolate del mandatario; cuando el entrevistador de la W Radio, empezó a cercarla con los horarios y el tiempo que Petro desapareció, ella empezó a balbucear y a especular con afirmaciones como que “de pronto se fue solo para una librería”.
Prada embajador en Francia e incondicional de Petro, habla del derecho que tiene el mandatario a “su agenda privada”, como siempre un gran sobachaquetas. El mandatario viaja con recursos y agenda pública, no tiene ningún derecho a esa “agenda privada“ que la haga en sus vacaciones pero no en tiempo de servicio.
Entrar en detalles no vale la pena, los colombianos tenemos ya el perfil de Petro y no pocas veces lo hemos visto “alienado“, y fuera de sus cabales.
Benedetti reconoció su adicción a la cocaína y el tratamiento que recibió, Petro no reconoce nada y en cambio se victimiza. Es una estrategia ya conocida y tampoco creíble.
En serio, veo muchas posibilidades de que los Estados Unidos le retire la visa al Presidente de Colombia; si se la quitaron al payaso y mentiroso de Samper, hay muchos y más serios motivos para quitársela a Petro.
El ya lo reconoció cuando dijo hace pocos días que “ya había visto varias veces al pato Donald (en clara burla a Donald Trump) y que ya no tenía visa USA “. Es un hecho casi inevitable. Otro presidente de Colombia sin visa USA.
Leyva en su carta, sangra por la herida y no está diciendo nada nuevo ni importante al afirmar que Petro es adicto a la cocaína. ¿Por qué no renunció entonces ? ¿Por qué se aguantó esa situación y permaneció de Canciller de un Presidente “periquero”? Por sinvergüenza.
Leyva estuvo refugiado en Costa Rica, cuando no pudo justificar una gran suma de dinero en sus cuentas con clara trazabilidad con el Cartel de Cali.
Luego de resolver esa situación, quién sabe cómo regresó al país como 6 o 7 años después y se puso a órdenes de las FARC, empaquetando esa vinculación con su participación en “procesos de paz”. Para nadie es un Secreto que Leyva ha vivido de las FARC, y de los procesos de paz.
Después llegó a la Cancillería a hacer cosas mal hechas, entre ellas a firmar todos los nombramientos diplomáticos que le ordenaban desde el Palacio de Nariño, sin filtros, ni hígados. Todos hemos visto la pésima calidad del equipo diplomático de Colombia con la firma de Álvaro Leyva.
Varios de esos nombramientos se cayeron por problemas legales de los nombrados, se robó descaradamente la licitación que se ganó limpiamente Thomas Greg & Sons de Colombia para la elaboración de los pasaportes por un valor de $ 600.000 millones y al ser advertido de la demanda que le venía a la Nación por ese raponazo, y por $ 110 mil millones, Leyva, arrogante como ninguno afirmó: “A mí que me importa, que me notifiquen la demanda en la tumba”. Viejo sinvergüenza.
Al verse ya sin pasaportes, tuvo que acudir a Thomas Greg & Sons, para que le suministraran pasaportes temporalmente y las informaciones hablan de un hijo de Leyva reunido con un proveedor de pasaportes en Paris.
¿A qué huele eso? Sin duda a un sucio negociado. Petro cansado de todo ese enredo y del problema de los pasaportes sin solución, finalmente le aceptó su renuncia. Días después, Álvaro Leyva recibió una sanción disciplinaria de la Procuraduría por 15 años.
Y ahora , jodido, olvidado y sancionado, se pone el disfraz de moralista para escribir esa carta criticando el gobierno al que perteneció y al Presidente que lo nombró, un derroche de moralismo, oportunismo y deslealtad que produce ganas de vomitar.
Petro lo llama víbora y yo también.